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miércoles, 12 de febrero de 2025

Poema del día: "Melancólica", de Carmen Matute (Guatemala, 1944)

Olvidas
la ola ciega
roja
la flama inútil
la ondulante llama
la preñez
de las uvas en la boca
olvidas
los rosales erguidos
la esclavitud de las estatuas
el breve relámpago
de ajenjo
el musgo que cubre
a héroes y dioses
olvidas
la pálida hostia
las murallas
el soberbio espejo
las dinastías sanguinarias
la voz del alba.

Melancólica y carnal
te soñarás
entre el gris olvido
acaso sin luz
sin apacible muerte.

Carmen Matute, incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).

Otros poemas de Carmen Matute


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jueves, 9 de enero de 2025

Poema del día: "Tema bíblico", de Luz Méndez de la Vega (Guatemala, 1919-2012)

Tres veces al día
—Marta—
sobre aluminios y cobres,
agua hirviente y jabones,
jadeo;
hasta dejar uñas y piel
en el milagro deslumbrador
de hacerlos que brillen,
como soles y lunas,
en el sitio de honor femenil
—condecorante—
de la atadura vitalicia
a estufa y fregadero.
—María—
entre lo sucio,
condenada
a ver desaparecer,
por el desagüe,
pensamientos irrecuperables.

Tres veces al día
—rito completo de mantel y cáliz—
rindo mi tributo secular
de mujer guardiana de los granos,
que en el descanso
de lavado, comida, pañal,
teléfono, supermercado,
fregadero y escoba,
más oficina, libros
y compromisos,
frente al cazador que regresa
"de ganarse el pan
con el sudor de su frente"
bailo, canto y río
para entretenerlo
—no sólo con cuentos—
condenada a morir
—como Sherezada—
a su mejor signo de fastidio.

Trabajo, sin duda,
por eso,
más lleno de riesgos
que el correr por la selva
buscando el sustento,
y, además, con el peso
del "parirás con dolor"
largo y duro precio
de nueve meses
de horror al espejo
y años de esclavitud
con sobresaltos,
por un logrado orgasmo
o hasta por uno frustrado
cuando el amo impaciente
se precipita
en un egoísta, y para él,
gratificante coito.

Luz Méndez de la Vega en Las voces silenciadas (1985), incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).

Otros poemas de Luz Méndez de la Vega
Darwiniana (I)


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jueves, 5 de diciembre de 2024

Poema del día: "Darwiniana I", de Luz Méndez de la Vega (Guatemala, 1919-2012)

Nací apenas ayer,
con mi ombligo animal
raíz de carne
que aún busca
su placenta
entre agua y tierra.

Principio y fin
de otro
Soy.
Nada entre nadas.
Vago perfil
que esconde
entre las sombras
la escamada cola
del saurio.

Mínima historia fetal
con el peso cósmico
a la espalda, y
la bíblica maldición
en la cabeza.
Tú y yo...
lo mismo todos
arcángeles intermedios
con la tremenda nostalgia
de nuestra pelambre
de simios.

Luz Méndez de la Vega en Eva sin Dios (1979), incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).

Otros poemas de Luz Méndez de la Vega


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sábado, 2 de noviembre de 2024

Poema del día: "La visita del maniquí*", de Delia Quiñónez (Guatemala, 1946)

                       "La verosimilitud no tiene ya ninguna
                        importancia." . G. Apollinaire

No es sólo soledad.
En el breve espacio
de dos seres atormentados
junto a su interna tempestad
deambulan ecos imposibles, voces heladas,
cerrazón interior...

(UN DÍA,
BAJO LA BRILLANTE CALIDEZ DEL FIRMAMENTO,
OBSERVAMOS EL CÁLIZ DE UNA FLOR;
ABATIMOS EL ALMA O LOS PÁRPADOS
JUNTO AL ALETEO DE UN PÁJARO FUGAZ.
Y LA NATURALEZA PENETRA EN NUESTROS POROS,
NOS INVADE DE SU PROPIO MISTERIO:
PARECE RECORRERNOS CON DIMINUTOS PIES DE FUEGO.
SIN EMBARGO, PUEDE MÁS EL MENSAJE
DE LOS CLÁXONES HISTÉRICOS
LA POLUCIÓN QUE HACE A UN LADO
EL PERFUME DE LA ROPA RECIÉN LAVADA
O EL HORMIGUEO DE LAS ABEJAS PLENILUNARIAS.
NUESTRA TRAGEDIA ES MÁS FUERTE
QUE EL TEMBLOR DEL ROCÍO
MÁS AUDAZ QUE LAS ESTRELLAS
MENOS FRÁGIL QUE EL AMOR
CUANDO QUIEBRA SUS ARISTAS
Y TRASMUTA SU LUZ EN CEGUEDAD SIN SUEÑO).

Dos hombres abatidos intercambian rencores.
Su esperanza se nutre de años-luz:
inalcanzable,
sin medición posible
en esa angustia sin límites
donde ya no caben los cuentos de hadas,
la fantasía sensual
o el ritmo acomodante de las palabras gastadas.

Hoy los visita el Maniquí.
Su fría certidumbre
hace temblar las lágrimas
y el tuétano de sus huesos.
Modernos Ulises
escuchan los cantos de sirena.
El Maniquí llamea.
Es fuego, helado fuego
sobre sus corazones inermes.
Y caerán abatidos.
La enajenación devora
la breve chispa de luz de sus ojos dormidos.
El Maniquí es cruel. Terrible.
Blasfema y los hará blasfemos.
Es ciego y borrará
la forma y el color de sus pupilas.
No más canto ni dulzura
de la voz al oído del vecino.
No al amor. Al nervio
que sostiene la intrincada
ramazón del espíritu.
El Maniquí vencerá porque su mensaje
es la voz de los cláxones histéricos,
porque la polución es el perfume del sistema.
El Maniquí vencerá
porque hoy en día,
ni siquiera la brevedad del crepúsculo
es capaz de conmovernos...

(UN DÍA,
LA ABEJA CIEGA DE LUZ
ANTE EL COLOR DEL IRIS,
VOLVERÁ LA ESPALDA AL MANIQUÍ:
NOSOTROS NO TENDREMOS FUERZA
NI ALIENTO PARA ELLO,
A MENOS QUE UN MILAGRO
DETENGA LA EXACTITUD DE LOS RELOJES).

* (A propósito de la obra teatral de igual nombre, del artista guatemalteco Abel Lam. Nov. 1978).

Delia Quiñónez en Otros poemas (1982), incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).

Otros poemas de Delia Quiñónez


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martes, 1 de octubre de 2024

Poema del día: "Dulcedumbre", de Delia Quiñónez (Guatemala, 1946)

No supe que mi padre
tenía hojas en las manos,
hasta que verde vi
la plenitud lunar
de sus dedos
que troncharon, cotidianos,
la estrella - pan que nos alumbra
la boca y la garganta.

No supe de sus yemas jardineras,
hasta que florecí como llama angustiada,
anunciación, agua o frío,
como maíz o como miel tan sólo.

No supe que mi padre
tenía clorofilas
en sus diez uñas vegetales y firmes,
hasta que descubrí la igualdad
del rocío y el torrente,
el temblor de la rosa y sus espinas;
hasta que comprendí que nardo y pena
son un mismo binomio de ternura;
hasta que mordí,
con dentelladas de fulgor acaso,
el trabajo nutricio de las cosas,
los días o las horas.

Hoy,
cuando siento que sus manos
son más hoja, más árbol,
más flor que tiempo y carne,
pongo su semilla verde
en esta dura tierra
que me cubre las venas
por donde corre un insomne suspiro
de luz y llanto nuevo.

Delia Quiñónez en Barro pleno (1968), incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).

Otros poemas de Delia Quiñónez


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martes, 20 de agosto de 2024

Poema del día: "Ulises inmóvil", de Rosa América Hurtarte (Guatemala, 1940-2024)

¿Qué pocas veces junto a estas regias llamas
siéntese feliz el hombre unido a una mujer
vieja como su propio impulso?
Ansiaría beber la vida del errabundo pájaro
que no ha permanecido jamás
agotándose en solitaria tierra;
llevar inscritos los recuerdos en esa bitácora celeste
que en las hosterías describen los marinos ebrios
cuando el mosto -vid al fin-
se enrosca y enreda cada pensamiento.
Le apena trabajar y dormir sobre el mismo libro,
no tener un instante impreciso,
una aventura del distraído sueño
porque aún en él la esposa ha mullido
cada íntimo paraje de ansiedad.
Pone su desencanto en la mesa de noche
al finalizar cada jornada
y no aprecia esta comodidad
humilde pero llena de secreta importancia
quizás como respirar con regular y dulce ritmo.
Tal vez no lo hará sino hasta el día
en que perdido todo,
vea amontonarse las letras en una lápida
sobre su al fin sellada angustia.
Ha trabajado mucho y siéntese de pronto harto,
sufre porque su apasionada violencia
trocó por estos muros útiles y buenos,
por el ser común, exacto, hábil en su oficio
sin intuir cómo le aterraría
la posesiva mansedumbre de los objetos domésticos.
Así la bienvenida del rostro femenino,
la caricia que aún lo elige
cuando entrada en años la fe en el amor debía desleírse,
la voz de la mujer que todavía
se deja embaucar por los sonidos del secreto azul
que hacen armoniosas las cosas sencillas;
no hacen sino turbarle
como al viejo que ha perdido el honor,
la valentía de los jóvenes esforzados combatientes.
Y cada noche su imaginación continúa la búsqueda,
rema él con las grandes manos
ansioso de impulsar hacia atrás el hogar
que le succiona -cálida e insinuante ola-
de sobrepasar la boya luminosa del bombillo
que flota en la rapacidad amable de su estancia,
para salir de allí donde debilitado su destino
es un golfo de Dios en el Atlántico
que no se une pero que tampoco olvida
a los ríos de la audacia y el deseo
que atormentados perdiéronse en la tierra.

Rosa América Hurtarte, incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).


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martes, 16 de julio de 2024

Poema del día: "Onán", de Isabel de los Ángeles Ruano (Guatemala, 1945)

Con las horas viejas colocadas en desvanes y perspectivas deshabitadas
con silencio de lluvia y azucenas que se tiñen con la tarde
las manos acarician la soledad, penetran sus vertientes
y producen el vértigo mientras un rayo se desprende.
(Afuera los jardinillos tiemblan demudados).
Estremecimiento de armazones de hojarasca,
sin ningún galope, y con una suave, dulce violencia delineando la alcoba.

No hay ira, sólo la ternura pequeña, íntima
del instante desflorado sin entrar ni a la luz ni a la sombra.

De esta manera las manos se desciñen de sí mismas
y se sienten de barro, y así puras,
han sido desfloradas de su ruta
y se muestran como dos clowns grotescos
danzando sobre la nieve.

En el misterio, junto al vagido muerto,
en el calor perdido de una chimenea apagada
por miles de milenios de rostros convulsos
pudo entonces, Onán, encender una hoguera.

Isabel de los Ángeles Ruano en Tratado de los ritmos y de las olas, incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).

Otros poemas de Isabel de los Ángeles Ruano


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martes, 11 de junio de 2024

Poema del día: "Caricatura de la Verdad", de Isabel de los Ángeles Ruano (Guatemala, 1945)

Vengo de mitos desbaratados
donde se quiebra el tiempo.

Armo en mi ser nuevas estructuras.
Necesito el mármol de las viejas creencias
para apoyarme en algo.

Definitiva ha sido mi luz y su ceguera,
ha sido tajante su alucinada escarcha
y mi intento triste de huir de cualquier dogma.

Así, regreso a buscar el techo de una casa,
el calor de las mentiras conocidas,
el cristal que deforme una visión
con los gastados sueños rosa.

Hui de falacias acreditadas,
me despojé de su facilidad y sus cristales,
y de pronto en la gruta de Platón vi mi silueta
terriblemente deformada.

Isabel de los Ángeles Ruano en Cariátides (1967), incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).

Otros poemas de Isabel de los Ángeles Ruano


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domingo, 5 de mayo de 2024

Poema del día: "Lieds 6", de Marta Mena (Guatemala, 1938)

Lo que más me molesta, es esta náusea
—Sí, amigo Jean Paul, cené contigo—.

La cena ha sido buena, hasta bebimos
lujos de vinos rojos de delirio.

(Una burbuja de Alka-Seltzer surge
de la cabeza de Walt Whitman,
y el viejo por temor de su hígado
se canta a sí mismo y dice:

"Me celebro y me canto a mí mismo",
y un poeta joven cruza la calle
y no le da importancia).

Detrás de un muro, sin que nadie vea,
trato de vomitar sin conseguirlo.

¡Sin vómito la náusea es un martirio!

No sale nada aún, todo está dentro:
en el vientre, en la mente, en las axilas:
están sudando náusea las hormonas
y allá arriba un tal Silvio y otro tal Rolando
se juegan a los dados mi cerebro:
lo parten, lo hieren, descuartizan.

Marta Mena en ¿Dónde estoy? (1966), incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).

Otros poemas de Marta Mena


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sábado, 30 de marzo de 2024

Poema del día: "Números", de Marta Mena (Guatemala, 1938)

"Pero los levitas no entraron en el censo".
                                             Números 1,47

¡Israel de mi sangre
tu casa no ha contado con mi estancia!

En el empadronamiento de tu vientre
hay un número ausente para mi ángel
y mi tribu, ha heredado de tus manos
las mies de cada lágrima
y el lecho de los ríos,
y las piedras.

Si la tribu no cuenta entre tus números,
sólo habrá división para tu especie
y multiplicación para mi canto.

Ahora tengo, señora del guarismo,
un estandarte mío.

¡No me culpes a mí, si entre tu cuenta
he sido siempre amargo!

Déjame el tabernáculo del pobre
y el pan del sacerdocio del poeta,
que yo como Leví, tendré mi templo pobre
muy lejos de tu censo.

Si tus hijos formaron campamento
junto a mi Arca de Alianza,
erigirán sus tiendas alrededor del río
de tu nombre.

Pero dentro del río, dentro del Arca,
sobre el Tabor apenas conmovido,
sólo podré estar yo
con mi bautismo de miseria y de hombre.

Ungido con cayado,
plenas de mis sandalias mis dos manos
de sumo sacerdote
y profeta de arenas y caminos.


No cuentas, no, no cuentas con mi tribu
que tiene ya su propia mies
y su profundo lecho.

Descansa de tus números amargos
y dime que soy nada
y represéntame con la perfecta redondez
de mi mazorca de maíz entumecida.

Lejos de las estancias
de mi cuarto de siglo triste y sórdido,
tus números serán ahora más tuyos,
limitados a ti,
nacidos de tu sien
como mi ausencia.

Marta Mena en ¿Dónde estoy? (1966), incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).

Otros poemas de Marta Mena
Lieds (6)

viernes, 23 de febrero de 2024

Poema del día: "A más altura", de Margarita Carrera (Guatemala, 1929-2018)

Déjame beber
junto a tu carne viva
junto a tu frutal voz
de primavera.

Déjame oír
absorber cada una de tus palabras
-amargas, dulces-
en el azul de mi suelo.

A más altura
la roca
y el silencio de piedra
y la diamantina noche
que quema su vuelo
bajo la espuma.

Brioso y soberbio
con tu crin de alazán urgido
deja caer sobre mi tallo
tu aliento de fuego
tu semen submarino.

Margarita Carrera en Poemas de sangre y alba (1969), incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).

Otros poemas de Margarita Carrera

viernes, 19 de enero de 2024

Poema del día: "Canto a la escoba", de Margarita Carrera (Guatemala, 1929-2018)

Me gusta la escoba
en la soledad de mis manos
en su silencioso barrer de muerte
en su ocultarse
-cual niña solitaria-
tras la puerta dormida.

Sí.
Me gusta la escoba
en su canto de limpieza
por su pelo entretejido
su cuerpo de espiga
y porque, loca,
va siempre
patas arriba.

Margarita Carrera en Desde dentro (1964), incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).

Otros poemas de Margarita Carrera

jueves, 14 de diciembre de 2023

Poema del día: "¿Queda algo todavía?", de Alaíde Foppa (Guatemala, 1914-1980)

¿Hasta dónde, hijos,
queréis mi vida?
sólo me queda ese poco
que no se puede dar
sin acabarse todo.
Ya casi no me encuentro..
quisiera reconocerme,
siquiera un momento,
en el agua del tiempo.
Ese es mi rostro cansado:
brilla aún en el fondo
de la oscura pupila
una pequeña llama
de juventud
y una leve sonrisa recuerda
a la que ya nó soy.
Mas no me encuentro, hijos..
ya soy sólo esa sombra
que os sigue,
ese nombre sólo vuestro
que siempre suena llamando
y estas manos tendidas
en constante respuesta.
Tengo miedo y me busco
no sea que un día
de tanto pedirme
sólo encontréis la huella
de un rostro confuso
desvanecido en el agua
del tiempo que huye.

Alaíde Foppa en Los dedos de mi mano (1958), incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).

jueves, 9 de noviembre de 2023

Poema del día: "El lunes", de Romelia Alarcón Folgar (Guatemala, 1900-1971)

El lunes tiene la cara larga
del sudor
y el olor de las fábricas cerradas.

Empero;
las calles del lunes de luz alborozada
con enjambres de obreros y serruchos,
clavos y maderas
brotan con alegres tonadas.

Arquitectos y albañiles
con igual levadura
se van de abajo para arriba
con largos balcones de cristal
y puertas jóvenes de tablas olorosas
pensando en los retoños de la selva.

Y el encino y el roble se hacen arcas
y tallados paneles.
El hombre sonríe el día lunes
y alisa flores de cemento.

Las horas del lunes
se acumulan como monedas
en los bolsillos
y luego estallan ramos de ilusiones
personales.

Se desviste el día,
lentamente las horas,
y se queda desnudo a las doce
hasta que idioma de silbatos
descascara los vientos.
Racimos de manos rudas
y racimos de ojos vigilantes
con acostumbrada pericia
fabricando salarios
se desempeñan
con raíces invictas.

De pronto,
muchedumbre de pasos
sobre los durmientes de la tarde
y el lunes
se pone la cara blanca de las estrellas.

Romelia Alarcón Folgar en Platafoma de cristal (1964), incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).

Otros poemas de Romelia Alarcón Folgar
Epístola irreverente a Jesucristo (I)


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jueves, 5 de octubre de 2023

Poema del día: "Epístola irreverente a Jesucristo I", de Romelia Alarcón Folgar (Guatemala, 1900-1971)

Cristo,
bájate ya de tu cruz y lávate las manos,
lava tus rodillas y tu costado,
peina tus cabellos,
calza tus sandalias
y confunde tus pasos
con todos los pasos que te buscan
por las cordilleras y el mar,
por las comarcas;
por el aire.
por las alambradas de los caminos.

Tú solucionas cualquier cosa,
para ti todo es fácil
y entonces...
¿qué esperas?
¿Por qué no bajas de tu cruz ahora mismo?
Sin parábolas, con balas
y sueltos arrecifes vengativos
en las manos...

Y se llenen los pueblos de hombres liberados
y sol de mediodía,
huertos, palomas y rosas
de corolas intactas
y clarines anuncien
pacíficas mañanas.

Cristo,
baja ya de tu cruz
donde millares de hombres contigo
están crucificados:
lava tus manos y sus manos,
tus rodillas y sus rodillas,
tu costado y el costado de ellos;
lava tu frente y la frente de ellos
coronada de espinas.

Que no prosiga tu martirio inmóvil.
muestra tu ira,
baja ya de tu cruz,
mézclate con los hombres que te aman.

Romelia Alarcón Folgar en Poemas de la vida sencilla (1963), incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).

Otros poemas de Romelia Alarcón Folgar

sábado, 13 de mayo de 2023

Poema del día: "El flautista mágico", de Roberto Obregón Morales (Guatemala, 1940-1970)

El flautista del parque de la concordia
supura a inmediaciones del país para que Guatemala
no se olvide de sí misma.
¡Y de ajuste que mero enfrente de la policía!
Para que no olvidemos que corre en nuestra sangre
sangre pura.

Que alguien muere arrastrado por las aguas oscuras
bloqueadas a la fuerza por un sistema de cloacas
made in usa.

El flautista del parque de la concordia
es un fregado bien hecho.
El otro día lo sorprendí en la novena calle
entre sexta y séptima
con camisa diferente y otro sombrero.

¡Y para disimular
estaba tocando el tambor!

Claro que en esto no podíamos entrever nada de maña.
Únicamente lo que sucede es que el tipo,
es decir el flautista del parque de la concordia,
asegura irse cada noche para su casa.

Y solamente se va por allí por las afueras.
Da unos cuantos vueltegatos entre oraciones.
                                                      A oscuras.
Al día siguiente
ahí tienen ustedes que se ha convertido en tamborero.

En la noche agoniza en la flauta
y en el día resurge en el tambor. (Claro que la limosna se le duplica).
Nadie lo reconoce. Ninguno sabe que es el
                                                         mismo.
Pero el llorar de la flauta
y el ronco rumor del tambor
no son más que un latido enfermo en las sienes de la ciudad.
Allí supura en música lastimera
el flautista del parque de la concordia
en la mera cara de la ciudad.

Para que no olvidemos que corre en nuestra sangre
sangre pura,
aguas oscuras averiguando el dónde
y el cuándo de la luz.

Roberto Obregón Morales, incluido en Poesía contemporánea de Centroamérica (Los libros de la frontera, Barcelona, 1983, selec. de Roberto Armijo y Rigoberto Paredes).

Otros poemas de Roberto Obregón Morales

domingo, 9 de abril de 2023

Poema del día: "Resurrección", de Roberto Obregón Morales (Guatemala, 1940-1970)

Cristo se fue desprendiendo del madero
Quedóse con los clavos con las espinas
retoñando ya en las manos y en la frente
Volvía robustecido de crímenes y leyendas
Milagros y amenazas de destrucción y advenimiento
Allí mismo nos sentamos a jugar a los dados
Yo apuesto a la vida pronunció serenamente
Y yo por qué no voy a apostar a la vida respondí
(sonreí maliciosamente si le llevaba ventaja)
Yo tiré AFIRMASTE ser el camino la verdad y la vida
Mas indicaste vía irreal no contando la crueldad
Mas en el primer encontrón pusiste la otra mejilla
aunque en ciertas cosas claro poseías la razón
Y para rematar a tus amigos preferiste la muerte
Cada quien reconoce su lugar y le señalé la cruz
Juguemos entonces apostemos con la eterna moneda
antes de descender y precipitarme en el gólgota
CARA me apresuré y él no tuvo más que decir CRUZ
y el hacha de un abismo nos separó a los dos
Él allá en una orilla y yo desde aquí clamoreaba
YO MISMO ESCOGÍ ESTE MUNDO Y AGUANTARÉ
NADIE ME MANDÓ YO SOLITO COMO CUALQUIER CRISTIANO
El viento solamente el viento allá en el fondo
arrancaba tierra a los pies de la alegoría

Ya no quiero saber nada nada nada me alejaba
con el dolor y los sueños de barro del hombre
y la historia toda del que se llame Juan o María

En pasando tres días al disiparse la bruma
la cruz surgió desnuda así como antes del símbolo
fresca y olorosa a árbol derramando sombra

Se le subió Adán a la cabeza informó la prensa
y a teletipo difundieron el rumor entre la muchedumbre
En menos de lo que canta un gallo
en los amplios dominios de Jehová
en plenas narices le reventó un foco guerrillero
comandado por el hijo de un carpintero

Roberto Obregón Morales, incluido en Poesía contemporánea de Centroamérica (Los libros de la frontera, Barcelona, 1983, selec. de Roberto Armijo y Rigoberto Paredes).

Otros poemas de Roberto Obregón Morales

lunes, 6 de marzo de 2023

Poema del día: "Epigrama XVIII. Para Antonio", de Manuel José Arce (Guatemala, 1935-1985)

Es famosa la méntula de Antonio
por su tamaño, en todo desmedido.

Mas, mientras él la luce por las termas,
su mujer me murmura en el oído:
—prefiero tu pequeño gladiador
al gigante dormido.

Manuel José Arce, incluido en Poesía contemporánea de Centroamérica (Los libros de la frontera, Barcelona, 1983, selec. de Roberto Armijo y Rigoberto Paredes).

martes, 31 de enero de 2023

Poema del día: "Lo único bueno", de Carlos Illescas (Guatemala, 1918-1998)

Lo único bueno que hay en mí
es ser un mal poeta.
¿Qué insidioso furúnculo en mal sueño
turbó la mente de mi madre
en el instante que caí en su vientre?
¿Cuál sapo acariciaste tumba mía
antes de croar en un cerrojo lirio
mi corazón zapato?
Sin embargo, en las noches más secretas
pongo en orden mi flauta lamentable
esperando vencer al mismo Apolo.

Carlos Illescas, incluido en Poesía contemporánea de Centroamérica (Los libros de la frontera, Barcelona, 1983, selec. de Roberto Armijo y Rigoberto Paredes).

miércoles, 28 de diciembre de 2022

Poema del día: "Radiograma a Luis de Góngora", de Luis Cardoza y Aragón (Guatemala, 1901-1992)

¡No sé verdaderamente cómo imaginarle, claro y enorme amigo!
Le veo en un jardín de orquídeas, Júpiter jovial,
un haz de infinitos en la mano.
Como un laberinto de espejos poblado de sirenas,
como un gran caracol marino,
como un gigante con temor de niño,
como una guillotina que cortase rosas,
como un calidoscopio de ternuras.
¡No sé verdaderamente cómo imaginarle!
He ahumado mis lentes para verle mejor.
Su verso madrepórico, lleno de miel y alcohol,
me ciega... Aladino enloquece en su cataclismo de milagros:
Usted es el más antiguo ejemplo de movimiento perpetuo
y el más moderno de todos los poetas.
Sus versos: claros peces en globos de cristal,
maravilloso acuario.
Todo es en usted terriblemente oceánico,
¡oh pulpo con manos de ángel!
Temo al abrir su libro que los versos vuelen;
Mallarmé escribió su vida —simple y maldita—
con plumas de las alas de esos pájaros de sol.
Abrió usted las esclusas del cielo
y el cielo nos diluvia
llanto delicado:
¡qué canto el suyo, capilar y concéntrico, universal,
con el centro en todas partes, como decía Pascal de los espacios!
La Vía Láctea de su canto es futura maravilla
de cotidiana aurora como el sol.
El tiempo para usted no existe.
Es tan grande su obra
que jamás podrá ser plenamente actual:
resbala entre los años, como un pez entre mis manos,
joven de cien años a cada centenario.
No seré inoportuno enviándole mis libros.
Nada tienen que hacer en esta perentoria declaración de amor,
oda fracasada, epopéyica y conversadora,
para mis sueños cebo, como a peces fuese anzuelo.
Ah! su Musa tan bella en su estrabismo:
sus manos fueron otras, sus labios y sus ojos otros,
para vivir con esa vida de continente muerto.
Atlántida, Cipango poético,
dígame a mí, su hermano mínimo,
para quien es usted enorme y tierno, como nodriza a un niño,
si el sueño es vida gongorizada,
¿qué fue su sueño?

Luis Cardoza y Aragón, incluido en Poesía contemporánea de Centroamérica (Los libros de la frontera, Barcelona, 1983, selec. de Roberto Armijo y Rigoberto Paredes).

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