No en la extinción
de su espumoso vientre.
Sí
en el instante
en que se alza y desciende
hurtando eternidad
entre olvido de sábanas
y el leve,
lento
rompimiento de túneles y voces.
Ascenso a contraluz.
Fuga
hasta el abismo insondable
que mece su agonía
en un recodo
de minutos tirados al vacío.
Ser y dejar de ser
en la cresta y en la espuma.
Ritmo agónico
urdido
en antiguos manantiales.
Ademán
en donde transita la sal
que asciende
y desciende
en vuelo eternizado.
Delia Quiñónez, incluida en Para conjurar el sueño. Poetas guatemaltecas del siglo XX (Univ. Rafael Landívar, Guatemala, 1998, selec. de Anabella Acevedo y Aída Toledo).
Otros poemas de Delia Quiñónez
Muy buena reseña. Por un día del libro con versos en la boca, y en las manos
ResponderEliminarUn abrazo y por la lectura, la poesía como estrella que ilumina
Y que nunca deje de iluminar. Un abrazo.
EliminarDios te guarde en el seno de sus manos, dulce mensajera de palabras, escultora de las letras, tu poema dejo escapar añoranzas de mi vida junto al mar... Salud
ResponderEliminarPues me alegro de que te haya llegado tan hondo el poema de hoy.
EliminarHoy han puesto este poema en el blog Zumo de poesía en España , y yo mismo hice un comentario muy chulo y verdadero al respecto de este precioso poema de Delia
ResponderEliminarCachonero
Normal que hayamos coincidido, es un buen poema. un abrazo.
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