"Pero los levitas no entraron en el censo".
Números 1,47
¡Israel de mi sangre
tu casa no ha contado con mi estancia!
En el empadronamiento de tu vientre
hay un número ausente para mi ángel
y mi tribu, ha heredado de tus manos
las mies de cada lágrima
y el lecho de los ríos,
y las piedras.
Si la tribu no cuenta entre tus números,
sólo habrá división para tu especie
y multiplicación para mi canto.
Ahora tengo, señora del guarismo,
un estandarte mío.
¡No me culpes a mí, si entre tu cuenta
he sido siempre amargo!
Déjame el tabernáculo del pobre
y el pan del sacerdocio del poeta,
que yo como Leví, tendré mi templo pobre
muy lejos de tu censo.
Si tus hijos formaron campamento
junto a mi Arca de Alianza,
erigirán sus tiendas alrededor del río
de tu nombre.
Pero dentro del río, dentro del Arca,
sobre el Tabor apenas conmovido,
sólo podré estar yo
con mi bautismo de miseria y de hombre.
Ungido con cayado,
plenas de mis sandalias mis dos manos
de sumo sacerdote
y profeta de arenas y caminos.
No cuentas, no, no cuentas con mi tribu
que tiene ya su propia mies
y su profundo lecho.
Descansa de tus números amargos
y dime que soy nada
y represéntame con la perfecta redondez
de mi mazorca de maíz entumecida.
Lejos de las estancias
de mi cuarto de siglo triste y sórdido,
tus números serán ahora más tuyos,
limitados a ti,
nacidos de tu sien
como mi ausencia.
Marta Mena en ¿Dónde estoy? (1966), incluido en Poetisas desmitificadoras guatemaltecas (Tipografía nacional, Guatemala, 1984, ed. de Luz Méndez de la Vega).
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