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lunes, 12 de agosto de 2024

Poema del día: "1973", de Verónica Zondek (Chile, 1953)

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No sé por qué
          por qué aparece este recuerdo:

                                                          beduinos en medio del desierto
                                                                                          ojos tan negros/
                                                                                          limón en mano
                                                                                          extendida/ bocas
                                                                                          con palabras que
                                                                                          no entiendo.

Calor.

Será el calor
me digo
el que dibuja la memoria.

Será el agua
         el agua caliente que vierto hoy sobre el mate amargo
         el paladar que toca el habla de antaño
         el té caliente y azucarado
que parsimoniosos sirven
y sorben
y soplan hacia adentro mientras me observan.
Será la extensión
                           amarillenta y caliente frente a mis pies
esa que nunca empieza ni acaba y en un instante se enrosca
al cuesco doloroso y profundo de ese año inolvidable
                                                                         tan redondo
                                                                         tan tangible
                                                                         tan horror inconmensurable.

Tiempo.

Los años que desfilan por el campo verdoso de mis ojos
los detalles de otro daño y un amor
los días en que gritos inéditos rondan la pieza de un hospital
las entradas a un campo concentrado en el que nunca pensé.

Verónica Zondek, incluido en Nayagua. Revista de poesía (III época, nº 36, febrero de 2023,  Fundación Centro de Poesía José Hierro, Getafe).


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miércoles, 7 de agosto de 2024

Poema del día: "Abeja", de Juan Negro (Chile, 1906-1979)

Capullo de cristal, oh fiel amiga
de ámbares en flor. Vernal mensaje que
en cándidos jazmines se prodiga
y que deja, al jazmín, en vasallaje.

Tú bien podrías ser liviana espiga
en el fino trigal, o en el paisaje
esa gota de sol que nos obliga
a crecer en la luz de tu linaje.

Si te miro posar — gentil saeta —
sobre el estambre leve y peregrino
tu luciente joyel de oro viejo,

comprendo lo que dices al bermejo
oído de la rosa e imagino
lo que ella te responde, dulce y quieta.

Juan Negro, incluido en Faunética. Antología poética zoológica panamericana y europea  (Instituto Caro y Cuervo, Santa Fe de Bogotá, 1999, selec. de Víctor Manuel Patiño, trad. de Mauro Armiño).


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jueves, 4 de julio de 2024

Poema del día: "La cigarra", de Francisco Donoso (Chile, 1896-1969)

Ebrio de aromas y de luz que abrasa,
este pequeño mineral viviente
da su chirrido límpido y ardiente
en la rama frutal que el sol traspasa.

Todo clamor de trino lo rebasa
su crepitar de leño, persistente:
¡qué doloroso su estridor se siente
cuando el cencerro de algún piño pasa!

Cae sangre de sol en los potreros
y al paso de los últimos arrieros
los pájaros sosiegan su hurañía.

Mas, la cigarra en su cantar persiste,
cada vez más monótono y más triste
ante la muerte cárdena del día...

Francisco Donoso, incluido en Faunética. Antología poética zoológica panamericana y europea  (Instituto Caro y Cuervo, Santa Fe de Bogotá, 1999, selec. de Víctor Manuel Patiño, trad. de Mauro Armiño).


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viernes, 21 de junio de 2024

Poema del día: "Certificado", de Reynaldo Lacámara (Chile, 1956)

De dónde estas huellas

La herida en la piedra
llora desde adentro
Nadie borra con el codo su mensaje
Certificado que el odio no empaña.

Amas una tribu
que no existe –escuché–
Esta artesanía es el dolor
de la tierra y sus dedos

sosteniendo memoria.

Reynaldo Lacámara en El papel de la piedra (La Parada poética ediciones, Santiago de Chile, 2024).

martes, 16 de enero de 2024

Poema del día: "La lista negra de Mandrágora", de Enrique Gómez-Correa (Chile, 1915-1995)

Después de la luz caerán derribados
Los perseguidores del placer.

Se había visto una ventana negra junto al mar
Con islas fosforescentes
Todas ellas apuntaban al hígado.

En el fondo del mar desde la edad del hielo
Con el ácido que transforma de golpe las medusas en corales
Una noche que será más pesada que nunca a los párpados
Un revólver que en otro tiempo pudo haber sido la libertad
Yo soy ese revólver como el mimetismo es a la hoja-volante
Y tú la más bella entre las bellas.

No se sabe nada de la relación del fuego con el pico del pelícano
Ni de la pirámide de sal que devora el árbol del cerebro
Una luz pasa petrificando los espectadores
Y en la oscuridad sólo sangran sus pies y sus manos.

Yo me río del hombre que cae y de la mujer que no abandona su sexo
Como el soldado su fusil
Esa mano que aprisiona es un fantasma
Y yo soy más negro que nunca.

No podría traicionar a los amigos del insulto
A los niños que crecen sólo para el uso de una antigua armadura
Por deleitarme yo me consumo
Duro como el olvido que la sombra ha hecho de la luz
Negro como la maldición del más negro.

Más adelante el aire solidifica sus hermosos senos al aire
Todo el mundo desaparece menos un pequeño oasis que arde en el cerebro
Y que tú pueblas con innumerables hipocampos.

Desaparece para siempre el sonido de la tierra
Los árboles vuelven al hielo
El oído y el ojo consiguen la libertad con tal decisión
Que yo termino por entregarme a la rapidez cambiante de los sueños
Con vértigo.

Enrique Gómez-Correa, incluido en Poesía surrealista en español (Éditions de la Sirène, París, 2002, ed. de Ángel Pariente).

sábado, 6 de enero de 2024

Poema del día: "Gusano", de Manuel Rojas (Chile, 1896-1973)

Lo mismo que un gusano que hilara su capullo,
hila en la rueca tuya tu sentir interior.
He pensado que el hombre debe crear lo suyo
como la mariposa sus alas de color.

Teje, serenamente, sin soberbia ni orgullo,
tus ansias y tu vida, tu verso y tu dolor.
Será mejor la seda que hizo el trabajo tuyo,
porque en ella pusiste tu paciencia y tu amor.

Yo, como tú, mi rueca, hilo la vida mía,
y cada nueva hebra me trae la alegría
de saber que entreteje mi amor y mi sentir.

Después, cuando la muerte se pare ante mi senda,
con mis sedas más blancas levantaré una tienda
y a su sombra, desnudo, me tenderé a dormir.

Manuel Rojas, incluido en Faunética. Antología poética zoológica panamericana y europea  (Instituto Caro y Cuervo, Santa Fe de Bogotá, 1999, selec. de Víctor Manuel Patiño, trad. de Mauro Armiño).

lunes, 11 de diciembre de 2023

Poema del día: "Cuando sea mañana", de Braulio Arenas (Chile, 1913-1988)

                                        Para Jacques Hérold

El algodón en rama sigue sin murmurar a la abeja que atraviesa el puente.
Las grandes contradicciones del mañana:
esa camisa de mujer evaporada a tres dedos del alba,
y la gaviota posada en la tortuga.

Abeja que hueles la chimenea para reconocer las cenizas de las flores que se arrojaron ellas mismas al fuego,
después de haber dudado si valía la pena bruñir la panoplia de la sala de billar,
segundos antes de ver saltar a la mujer de sueño en sueño.

Colilla de cigarro aplastada con furia segundos antes de la pasada del tren.
El tren ha pasado y la abeja ha reído.
Viejo algodón en rama más eterno que la esclavitud.

Amor maravilloso más eterno que la juventud,
y que dirás, un día, las palabras del viajero
segundos antes de la catástrofe ferroviaria.

El mundo rompe su cielo detenido.
El mar rompe sus olas, su parte más querida.
La luz del faro todavía le atrae.
Y la abeja sigue sin murmurar al algodón en rama que atraviesa el puente.

Braulio Arenas, incluido en Poesía surrealista en español (Éditions de la Sirène, París, 2002, ed. de Ángel Pariente).

miércoles, 26 de enero de 2022

Poema del día: "El domingo en persona soñé con Juan de Yepes", de Gonzalo Rojas (Chile, 1917-2011)

Soñar con mariposa es párpado,
                                                   con abismo
destello, con Juan tirado ahí encima
de los tablones de su celda aura
y sílaba hambreada de Dios,
                                              encantamiento
con desollamiento,
                               música
con espinas a eso
de las 6,
              piel
al Uno unido, vaciado
el sentido.

De donde se deduce que todo Juan es Juan,
todo seso martirio,
todo obstáculo entonces pétalo azuceno
donde morar páramo,
                                   olfato
de perder, vaciado el sentido.

Aire así hace cántico, sólo aire así
hace cántico
desencarnado, contra el escarnio, estrellas
hace altas con
aceitamiento espontáneo,
                                         sin ruido,
vaciado el sentido.

Actualmente no hay Juan, pasa gente, a lo sumo
pasa y duerme codicia
blanca, tristeza
duerme, la figura
de su rencor,
                     falta
Juan,
de repente aparece uno que otro
volando a tres metros por allí pero falta Juan, el
ventilado del barranco, sin
ruido, vaciado
el sentido.

No llegó a México, pudo
haber venido por orden de Doria según la historia
del aire, alado de sí, sin más motor
que el de su éxtasis, hubiéramos hablado
de volcanes,
                     sin ruido,
vaciado el sentido.

Nota del blog: puedes leer poemas de Juan de Yepes o Juan de la Cruz pinchando aquí

Gonzalo Rojas, incluido en Las ínsulas extrañas. Antología de poesía en lengua española (1950-2000) (Galaxia Gutenberg Círculo de lectores, Barcelona, 2002, selecc. de Eduardo MilánAndrés Sánchez RobaynaBlanca Varela y José Ángel Valente).


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jueves, 30 de diciembre de 2021

Poema del día: "Mariposas para Juan Rulfo", de Gonzalo Rojas (Chile, 1917-2011)

Cómo fornicarán felices las mariposas en
el césped oliendo
de aquí para allá a Dios sin
que vaca alguna muja encima de
su transparencia, jugando a jugar
un juego vertiginoso a unos pasos
blancos del cementerio con el mar
del verano zumbando allá abajo ocio y
maravilla.

Rulfo habrá soplado en ellas tanta
locura, Juan Rulfo cuyo Logos
fue el del Principio; les habrá dicho: -Ahora, hijas,
nos vamos de una vez
del páramo.

¿Y ellas? Ahora ¿qué harán
ellas sin Juan que cortó tan lejos
más allá de Comala en caballo único tan
invisible?; ¿bailarán, seguirán
bailando para él por si vuelve, por
si no ha pasado nada y de repente
estamos todos otra vez?

Por mi parte nadie va a llorar, ni
mi cabeza que vuela ni la otra
que no duerme nunca. Se ha ido
y se acabó, nadie
corre peligro así acostado oyendo
los murmullos aleteantes.
                                         -Con tal
de que no sea una nueva noche
.

Gonzalo Rojas en El alumbrado (1986), incluido en Las ínsulas extrañas. Antología de poesía en lengua española (1950-2000) (Galaxia Gutenberg Círculo de lectores, Barcelona, 2002, selecc. de Eduardo MilánAndrés Sánchez RobaynaBlanca Varela y José Ángel Valente).


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miércoles, 1 de diciembre de 2021

Poema del día: "Ningunos", de Gonzalo Rojas (Chile, 1917-2011)

Ningunos niños matarán ningunos pájaros, ningunos errores
errarán, ningunos cocodrilos
cocodrilearán a no ser que el juego
sea otro y Matta, Roberto
Matta que lo inventó, busque en el aire a
su hijito muerto por si lo halla a unos tres metros
del suelo elevándose:
yéndose de esta gravedad.
 
Ningunas nubes nublarán ningunas estrellas, ningunas
lluvias lloverán cuchillos, paciencias
ningunas de mujeres pacienciarán
en vano, con tal
que llegue esa carta piensa Hilda y el sello
diga Santiago, con tal que esa carta
sea de Santiago, y
 
el que la firme sea Alejandro y
diga: Aparecí. Firmado: Alejandro
Rodríguez; siempre y cuando
se aclare todo y ningunas
muertes sean muertes, ningunas
Cármenes sean sino Cármenes, alondras en
vuelo hacia sus Alejandros, mi Dios, y
los únicos ningunos de este juego cruel sean ellos, ¡ellos
por lo que escribo esto con mi
sintaxis de niño contra el maleficio: los
mutilados, los
desaparecidos!

Gonzalo Rojas, incluido en Las ínsulas extrañas. Antología de poesía en lengua española (1950-2000) (Galaxia Gutenberg Círculo de lectores, Barcelona, 2002, selecc. de Eduardo MilánAndrés Sánchez RobaynaBlanca Varela y José Ángel Valente).


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viernes, 29 de octubre de 2021

Poema del día: "Transtierro", de Gonzalo Rojas (Chile, 1917-2011)

                         1 

Miro el aire en el aire, pasarán
estos años cuántos de viento sucio
debajo del párpado cuántos
del exilio,


                         2

      comeré tierra
de la Tierra bajo las tablas
del cemento, me haré ojo,
oleaje me haré


                         3

      parado
en la roca de la identidad, este
hueso y no otro me haré, esta
música mía córnea


                         4

      por hueca.
                               Parto
soy, parto seré.
Parto, parto, parto.

Gonzalo Rojas, incluido en Las ínsulas extrañas. Antología de poesía en lengua española (1950-2000) (Galaxia Gutenberg Círculo de lectores, Barcelona, 2002, selecc. de Eduardo MilánAndrés Sánchez RobaynaBlanca Varela y José Ángel Valente).


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lunes, 18 de octubre de 2021

Poema del día: "Último árbol", de Gabriela Mistral (Chile, 1889-1957)

Esta solitaria greca
que me dieron en naciendo:
lo que va de mi costado
a mi costado de fuego;

Lo que corre de mi frente
a mis pies calenturientos;
esta Isla de mi sangre,
esta parvedad de reino,

Yo lo devuelvo cumplido
y en brazada se lo entrego
al último de mis árboles,
a tamarindo o a cedro.

Por si en la segunda vida
no me dan lo que ya dieron
y me hace falta este cuajo
de frescor y de silencio,

Y yo paso por el mundo
en sueño, carrera o vuelo,
en vez de umbrales de casas,
¡quiero árbol de paradero!

Le dejaré lo que tuve
de ceniza y firmamento,
mi flanco lleno de hablas
y mi flanco de silencio;

Soledades que me di,
soledades que me dieron,
y el diezmo que pagué al rayo
de mi Dios dulce y tremendo;

Mi juego de toma y daca
con las nubes y los vientos,
y lo que supe, temblando,
de manantiales secretos.

¡Ay, arrimo tembloroso
de mi Arcángel verdadero,
adelantado en las rutas
con el ramo y el ungüento!

Tal vez ya nació y me falta
gracia de reconocerlo,
o sea el árbol sin nombre
que cargué como a hijo ciego.

A veces cae en mis hombros
una humedad o un oreo
y veo en contorno mío
el cíngulo de su ruedo.

Pero tal vez su follaje
ya va arropando mi sueño
y estoy, de muerta, cantando
debajo de él, sin saberlo.

Gabriela Mistral, incluido en Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea 1914-1970 (Alianza Editorial, Madrid, 1971, selec. de José Olivio Jiménez).

Otros poemas de Gabriela Mistral

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domingo, 26 de septiembre de 2021

Poema del día: "Celia", de Gonzalo Rojas (Chile, 1917-2011)

                                       1

Y nada de lágrimas; esta mujer que cierran hoy
en su transparencia, ésta que guardan
en la litera ciega del muro
de cemento, como loca encadenada
al catre cruel en el dormitorio sin aire, sin
barquero ni barca, entre desconocidos sin rostro, ésta
es
únicamente la
Única
que nos tuvo a todos en el cielo
de su preñez.
                      Alabado
sea su vientre
.


                                       2

Y nada, nada más; que me parió y me hizo
hombre, al séptimo parto
de su figura de marfil
y de fuego,
                  en el rigor
de la pobreza y la tristeza,
                                          y supo
oír en el silencio de mi niñez el signo,
el Signo
sigiloso
sin decirme
nunca
nada.
         Alabado
sea su parto
.


                                       3

Que otros vayan por mí ahora
que no puedo, a ponerte
ahí los claveles
colorados de los Rojas míos, tuyos,
                                                        hoy
trece doloroso de tu martirio,
                                               los
de mi casta que nacen al alba
y renacen; que vayan a ese muro por nosotros, por Rodrigo
Tomás, por Gonzalo hijo, por Alonso; que vayan
o no, si prefieren,
                            o que oscura te dejen
sola,
sola con la ceniza
                             de tu belleza
que es tu resurrección, Celia
Pizarro,
             hija, nieta de Pizarros
y Pizarros muertos, Madre;
                                            y vengas tú
al exilio con nosotros, a morar como antes en la gracia
de la fascinación recíproca.
                                             Alabado
sea tu nombre para siempre
.

Gonzalo Rojas, incluido en Las ínsulas extrañas. Antología de poesía en lengua española (1950-2000) (Galaxia Gutenberg Círculo de lectores, Barcelona, 2002, selecc. de Eduardo MilánAndrés Sánchez RobaynaBlanca Varela y José Ángel Valente).


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miércoles, 15 de septiembre de 2021

Poema del día: "Puertas", de Gabriela Mistral (Chile, 1889-1957)

Entre los gestos del mundo
recibí el que dan las puertas.
En la luz yo las he visto
o selladas o entreabiertas
y volviendo sus espaldas
del color de la vulpeja.
¿Por qué fue que las hicimos
para ser sus prisioneras?
 
Del gran fruto de la casa
son la cáscara avarienta.
El fuego amigo que gozan
a la ruta no lo prestan.
Canto que adentro cantamos
lo sofocan sus maderas
y a su dicha no convidan
como la granada abierta:
¡Sibilas llenas de polvo,
nunca mozas, nacidas viejas!
 
Parecen tristes moluscos
sin marea y sin arenas.
Parecen en lo ceñudo
la nube de la tormenta.
 A las sayas verticales
de la Muerte se asemejan
y yo las abro y las paso
como la caña que tiembla.
 
«¡No!», dicen a las mañanas
aunque las bañen, las tiernas.
Dicen «¡No!» al viento marino
que en su frente palmotea
y al olor de pinos nuevos
que se viene por la Sierra.
Y lo mismo que Casandra,
no salvan aunque bien sepan:
porque mi duro destino
él también pasó mi puerta.
 
Cuando golpeo me turban
igual que la vez primera.
El seco dintel da luces
como la espada despierta
y los batientes que avivan
en escapadas gacelas.
Entro como quien levanta
paño de cara encubierta,
sin saber lo que me tiene
mi casa de angosta almendra,
y pregunto si me aguarda
mi salvación o mi pérdida.
 
Ya quiero irme y dejar
el sobrehaz de la Tierra,
el horizonte que acaba
como un ciervo, de tristeza,
y las puertas de los hombres
selladas como cisternas.
Por no voltear en la mano
sus llaves de angustia muertas
y no oírles más el crótalo
que me sigue la carrera.
 
Voy a cruzar sin gemido
la última vez por ellas
y a alejarme tan gloriosa
como la esclava liberta,
siguiendo el cardumen vivo
de mis muertos que me llevan.
No estarán allá rayados
por cubo y cubo de puertas
ni ofendidos por sus muros
como el herido en sus vendas.
 
Vendrán a mí sin embozo,
oreados de luz eterna.
Cantaremos a mitad
en los cielos y en la tierra.
Con el canto apasionado
heriremos puerta y puerta
y saldrán de ellas los hombres
como niños que despiertan
al oír que se descuajan
y que van cayendo muertas.

Gabriela Mistral en Lagar (1954), incluido en Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea 1914-1970 (Alianza Editorial, Madrid, 1971, selec. de José Olivio Jiménez).

Otros poemas de Gabriela Mistral

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sábado, 14 de agosto de 2021

Poema del día: "Numinoso", de Gonzalo Rojas (Chile, 1917-2011)

                                           1

Al mundo lo nombramos en un ejercicio de diamante,
uva a uva de su racimo, lo besamos
soplando el número del origen,
                                                  no hay azar
sino navegación y número, carácter
y número, red en el abismo de las cosas
y número.

                                           2

                  Vamos sonámbulos
en el oficio ciego, cautelosos y silenciosos, no brilla
el orgullo en estas cuerdas, no cantamos, no
somos augures de nada, no abrimos
las vísceras de las aves para decir la suerte de nadie, necio
sería que lloráramos.

                                           3

Míseros los errantes, eso son nuestras sílabas: tiempo, no
encanto, no repetición
por la repetición, que gira y gira
sobre
sus espejos, no
la elegancia de la niebla, no el suicidio:
                                                                tiempo,
paciencia de estrella, tiempo y más tiempo.
                                                                      No
somos de aquí pero lo somos:
                                                Aire y Tiempo
dicen santo, santo, santo.

Gonzalo Rojas, incluido en Las ínsulas extrañas. Antología de poesía en lengua española (1950-2000) (Galaxia Gutenberg Círculo de lectores, Barcelona, 2002, selecc. de Eduardo MilánAndrés Sánchez RobaynaBlanca Varela y José Ángel Valente).


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jueves, 5 de agosto de 2021

Poema del día: "Cosas", de Gabriela Mistral (Chile, 1889-1957)

                       1

Amo las cosas que nunca tuve
con las otras que ya no tengo:

Yo toco un agua silenciosa,
parada en pastos friolentos,
que sin un viento tiritaba
en el huerto que era mi huerto.

La miro como la miraba;
me da un extraño pensamiento,
y juego, lenta, con esa agua
como con pez o con misterio.

                       2

Pienso en umbral donde dejé
pasos alegres que ya no llevo,
y en el umbral veo una llaga
llena de musgo y de silencio.

                       3

Me busco un verso que he perdido,
que a los siete años me dijeron.
Fue una mujer haciendo el pan
y yo su santa boca veo.

                       4

Viene un aroma roto en ráfagas;
soy muy dichosa si lo siento;
de tan delgado no es aroma,
siendo el olor de los almendros.

                       5

Me vuelve niños los sentidos;
le busco un nombre y no lo acierto,
y huelo el aire y los lugares
buscando almendros que no encuentro...

                       6

Un río suena siempre cerca.
Ha cuarenta años que lo siento.
Es canturía de mi sangre
o bien un ritmo que me dieron.

O el río Elqui de mi infancia
que me repecho y me vadeo.
Nunca lo pierdo; pecho a pecho,
como dos niños, nos tenemos.

Cuando sueño la Cordillera,
camino por desfiladeros,
y voy oyéndoles, sin tregua,
un silbo casi juramento.

                       7

Veo al remate del Pacífico
amoratado mi archipiélago,
y de una isla me ha quedado
un olor acre de alción muerto...

                       8

Un dorso, un dorso grave y dulce,
remata el sueño que yo sueño.
Es el final de mi camino
y me descanso cuando llego.

Es tronco muerto o es mi padre
el vago dorso ceniciento.
Yo no pregunto, no lo turbo.
Me tiendo junto, callo y duermo.

                       9

Amo una piedra de Oaxaca
o Guatemala, a que me acerco,
roja y fija como mi cara
y cuya grieta da un aliento.

Al dormirme queda desnuda;
no sé por qué yo la volteo.
Y tal vez nunca la he tenido
y es mi sepulcro lo que veo...

Gabriela Mistral en Lagar (1954), incluido en Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea 1914-1970 (Alianza Editorial, Madrid, 1971, selec. de José Olivio Jiménez).

Otros poemas de Gabriela Mistral

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viernes, 16 de julio de 2021

Poema del día: "Carbón", de Gonzalo Rojas (Chile, 1917-2011)

Veo un río veloz brillar como un cuchillo, partir
mi Lebu en dos mitades de fragancia, lo escucho,
lo huelo, lo acaricio, lo recorro en un beso de niño como entonces,
cuando el viento y la lluvia me mecían, lo siento
como una arteria más entre mis sienes y mi almohada.

Es él. Está lloviendo.
Es él. Mi padre viene mojado. Es un olor
a caballo mojado. Es Juan Antonio
Rojas sobre un caballo atravesando un río.
No hay novedad. La noche torrencial se derrumba
como mina inundada, y un rayo la estremece.

Madre, ya va a llegar: abramos el portón,
dame esa luz, yo quiero recibirlo
antes que mis hermanos. Déjame que le lleve un buen vaso de vino
para que se reponga, y me estreche en un beso,
y me clave las púas de su barba.

Ahí viene el hombre, ahí viene
embarrado, enrabiado contra la desventura, furioso
contra la explotación, muerto de hambre, allí viene
debajo de su poncho de Castilla.

Ah, minero inmortal, ésta es tu casa
de roble, que tú mismo construiste. Adelante:
te he venido a esperar, yo soy el séptimo
de tus hijos. No importa
que hayan pasado tantas estrellas por el cielo de estos años,
que hayamos enterrado a tu mujer en un terrible agosto,
porque tú y ella estáis multiplicados. No
importa que la noche nos haya sido negra
por igual a los dos.
                               -Pasa, no estés ahí
mirándome, sin verme, debajo de la lluvia.

Gonzalo Rojas, incluido en Las ínsulas extrañas. Antología de poesía en lengua española (1950-2000) (Galaxia Gutenberg Círculo de lectores, Barcelona, 2002, selecc. de Eduardo MilánAndrés Sánchez RobaynaBlanca Varela y José Ángel Valente).


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miércoles, 7 de julio de 2021

Poema del día: "Pan", de Gabriela Mistral (Chile, 1889-1957)

Dejaron un pan en la mesa,
mitad quemado, mitad blanco,
pellizcado encima y abierto
en unos migajones de ampo.

Me parece nuevo o como no visto,
y otra cosa que él no me ha alimentado,
pero volteando su miga, sonámbula,
tacto y olor se me olvidaron.

Huele a mi madre cuando dio su leche,
huele a tres valles por donde he pasado:
a Aconcagua, a Pátzcuaro, a Elqui,
y a mis entrañas cuando yo canto.

Otros olores no hay en la estancia
y por eso él así me ha llamado;
y no hay nadie tampoco en la casa
sino este pan abierto en un plato,
que con su cuerpo me reconoce
y con el mío yo reconozco.

Se ha comido en todos los climas
el mismo pan en cien hermanos:
pan de Coquimbo, pan de Oaxaca,
pan de Santa Ana y de Santiago.

En mis infancias yo le sabía
forma de sol, de pez o de halo,
y sabía mi mano su miga
y el calor de pichón emplumado...

Después le olvidé, hasta este día
en que los dos nos encontramos,
yo con mi cuerpo de Sara vieja
y él con el suyo de cinco años.

Amigos muertos con que comíalo
en otros valles, sientan el vaho
de un pan en septiembre molido
y en agosto en Castilla segado.

Es otro y es el que comimos
en tierras donde se acostaron.
Abro la miga y les doy su calor;
lo volteo y les pongo su hálito.

La mano tengo de él rebosada
y la mirada puesta en mi mano;
entrego un llanto arrepentido
por el olvido de tantos años,
y la cara se me envejece
o me renace en este hallazgo.

Como se halla vacía la casa,
estemos juntos los reencontrados,
sobre esta mesa sin carne y fruta,
los dos en este silencio humano,
hasta que seamos otra vez uno
y nuestro día haya acabado...

Gabriela Mistral en Lagar (1954), incluido en Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea 1914-1970 (Alianza Editorial, Madrid, 1971, selec. de José Olivio Jiménez).

Otros poemas de Gabriela Mistral

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domingo, 6 de junio de 2021

Poema del día: "Todas íbamos a ser reinas...", de Gabriela Mistral (Chile, 1889-1957)

Todas íbamos a ser reinas,
de cuatro reinos sobre el mar:
Rosalía con Efigenia
y Lucila con Soledad.

En el valle de Elqui, ceñido
de cien montañas o de más,
que como ofrendas o tributos
arden en rojo y azafrán.

Lo decíamos embriagadas,
y lo tuvimos por verdad,
que seríamos todas reinas
y llegaríamos al mar.

Con las trenzas de los siete años,
y batas claras de percal,
persiguiendo tordos huidos
en la sombra del higueral.

De los cuatro reinos, decíamos,
indudables como el Corán,
que por grandes y por cabales
alcanzarían hasta el mar.

Cuatro esposos desposarían,
por el tiempo de desposar,
y eran reyes y cantadores
como David, rey de Judá.

Y de ser grandes nuestros reinos,
ellos tendrían, sin faltar,
mares verdes, mares de algas,
y el ave loca del faisán.

Y de tener todos los frutos,
árbol de leche, árbol del pan,
el guayacán no cortaríamos
ni morderíamos metal.

Todas íbamos a ser reinas,
y de verídico reinar;
pero ninguna ha sido reina
ni en Arauco ni en Copán...

Rosalía besó marino
ya desposado con el mar,
y al besador, en las Guaitecas,
se lo comió la tempestad.

Soledad crio siete hermanos
y su sangre dejó en su pan,
y sus ojos quedaron negros
de no haber visto nunca el mar.

En las viñas de Montegrande,
con su puro seno candeal,
mece los hijos de otras reinas
y los suyos nunca jamás.

Efigenia cruzó extranjero
en las rutas, y sin hablar,
le siguió, sin saberle nombre,
porque el hombre parece el mar.

Y Lucila, que hablaba a río,
a montaña y cañaveral,
en las lunas de la locura
recibió reino de verdad.

En las nubes contó diez hijos
y en los salares su reinar,
en los ríos ha visto esposos
y su manto en la tempestad.

Pero en el Valle de Elqui, donde
son cien montañas o más,
cantan las otras que vinieron
y las que vienen cantarán:

«En la tierra seremos reinas,
y de verídico reinar
y siendo grandes nuestros reinos,
llegaremos todas al mar.»

Gabriela Mistral en Tala (1938), incluido en Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea 1914-1970 (Alianza Editorial, Madrid, 1971, selec. de José Olivio Jiménez).

Otros poemas de Gabriela Mistral

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miércoles, 5 de mayo de 2021

Poema del día: "Sueño grande", de Gabriela Mistral (Chile, 1889-1957)

A niño tan dormido
no me lo recordéis.
Dormía así en mi entraña
con mucha dejadez.

Yo lo saqué del sueño
de todo su querer,
y ahora se me ha vuelto
a dormir otra vez.

La frente está parada
y las sienes también.
Los pies son dos almejas
y los costados pez.

Rocío tendrá el sueño
que es húmeda su sien.
Tendrá música el sueño
que le da su vaivén.

Resuello se le oye
en agua de correr;
pestañas se le mueven
en hoja de laurel.

Les digo que lo dejen
con tanto y tanto bien,
hasta que se despierte
de sólo su querer...

El sueño se lo ayudan
el techo y el dintel,
la Tierra que es Cibeles,
la madre que es mujer.

A ver si yo le aprendo
dormir que me olvidé
y se lo aprende tanta
despierta cosa infiel.

Y nos vamos durmiendo
como de su merced,
de sobras de ese sueño,
hasta el amanecer...

Gabriela Mistral en Ternura (1925), incluido en Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea 1914-1970 (Alianza Editorial, Madrid, 1971, selec. de José Olivio Jiménez).

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