Amigos sin malicia,
compañeros cuando nadie
te acompaña; todos cayeron:
los nogales de Werther,
los sauces de Joseph Roth en el pantano.
Los árboles de humo de Celan
no pueden talarse.
Siguieron erguidos por doquier.
Hacia el cielo crecieron,
y siguen creciendo;
él los vio para que los viéramos.
Otros poemas de Erika Burkart
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tomo la palabra: