Es hora de volver
a casa, dice mamá.
Planta sus manos sobre sus rodillas,
una lastimosa pesadumbre
se forma en el centro de su tarde.
Un desenlace que contrasta
el adentro y el afuera
como un deseo que se oxida.
Desmonta el caballete,
otro ritual constante, constantemente
hace y deshace la maternidad.
Enjuagar los pinceles con cuidado
bajo el agua de la llave, envolver los tubos
de pintura en una sábana de lino,
ordenar las cosas y ordenar a la niña
que ordene también las suyas.
La presión del dedo
en el tubo de pintura, purgando,
el contacto que esparce el color
por la paleta con el leve placer del uso.
Todo el pesado tacto consignado a la vida.
Los sistemas inician su propia catarsis,
liberan fricción en forma de paz,
una prosaica negación como conocimiento.
Su disidencia de la distancia
fractura materna
maduramente vinculada
a María.
Klara du Plessis en Hell Light Flesh (2020), incluido en Periódico de poesía (6 de diciembre de 2021, UNAM, México, versiones de Daniel Saldaña París).
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