Escribo en la madrugada
las últimas palabras de este libro:
y tengo el corazón tranquilo,
sé que la alegría se reconstruye y continúa.
Se despiertan poco a poco los constructores terrenos,
gente que despierta en el rumor de las casas,
fuerzas que surgen de la tierra inagotable,
niños que corren al aire libre riendo a carcajadas.
Como un río lento e irrevocable,
la humanidad está en la calle.
Y la armonía,
que se desprende de sus ojos densos al encuentro de la luz,
parece de repente un ave de fuego.
Carlos de Oliveira en Terra de Harmonia (1950), incluido en Antología breve de la poesía portuguesa del siglo XX (Instituto Politécnico Nacional, México, 1998, selec. y trad. de Mario Morales Castro).
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