El ser sale del círculo,
no quiere ya encarnar
al granjero, a la esposa y a su hijo.
No quiere complacer
aprendiendo el dialecto de todas las personas;
reconoce que puede vivir, después de todo,
en un mundo de extraños.
A sí mismo se envía cada vez menos flores;
no quiere preservar sus lágrimas en ámbar.
¡Cuán espléndidamente arrogante había sido
al creer que la tumba llena de oro
del lenguaje aguardaba sus asaltos!
Ahora frecuenta los deshuesaderos;
sabe que las palabras son de segunda mano.
Aún no ha escogido su pobreza,
esa frugalidad flamante.
No quería salirse del amor
que tenía consigo. Cuando joven,
se celebraba
y se cantaba generosamente,
y tan solo podía verse a sí
ante el espejo de este mundo.
No puede regresar. Asume
su sitio al interior de un universo de astros
que no lo ven. Incluso los que han muerto
no necesitan que se encuentre en paz.
La única función del ser es aplaudir.
Lisel Mueller, incluido en Periódico de poesía (3 de febrero de 2020, UNAM, México, versión de Hernán Bravo Varela).
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