Porción inválida lumbre de lo eterno en anterior
la letra plausible las contiene a todas: Sea.
Humo, color de humo tela barata y rústica
raspa el cuello las mangas la tela de camisa
burda. Duele. Enrojece. Sobre el agua quieta
mueve apenas la sombra desde abajo la irisa
Vuelve arcada zócalo sobre sí maneras de pisarse
juntar los pies lograr emplazamiento. Desde allí se conoce
Desde allí se perdura durando la extensión el tiempo
en los depósitos oscuros llenos de eco, el tiempo
volviendo a sus depósitos más puros llenando de sustancia
húmeda las puertas los estantes las rayas de las cosas. Dos
ríos que pueden confundirse o ser el mismo río
en el desembocar mezclados. Mezclarse dentro el agua
pensarse de ese modo umbrales traspasados primera letra
que contiene a todas el sitio por el fin, sin fin el sitio
de hondo enarbolado. Pasó; Pasó la tarde, pasó el día
de la muerte, pasó el posible amor
Pasó la vida. Se confunden los ríos los nombres de los ríos
allí en la mente, las garzas pueden ser nocturnas y parecen
cuervos rosadas y parecen dioses. Y no necesitar nada de
nadie nunca
Más la muerte. Ese calor que emana de repente,
que puede verse a contraluz
esa energía queriendo. Será ordenar el tiempo
Todo, ahora.
Silvia Guerra en Nada de nadie (2001), incluido en Casa de luciérnagas. Antología de poetas hispanoamericanas de hoy (Ediciones Bruguera, Barcelona, 2007, ed. de Mario Campaña).
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