Yo tenía sed
de esta lluvia tendida y fuerte de estreno.
Irrumpió en la madrugada propicia
como sonante invasión revolucionaria.
Y me levanté temprano, con calofrío delicioso,
por ver caer el agua nueva sobre la tierra soflamada.
El chorro de la canal de la casa
me bañó con violencia graciosa.
Mi sangre y mi alegría
se rizaron bajo el agua desatada
que calmaba la angustia de la tierra.
He charlado del llover
con los chiquillos vecinos.
Me he sentido infantil el gesto.
Sonó niña mi voz
cuando detuvo el paso de los muñecos vivos
que pugnaban por mojarse.
Y de pronto
el desconsuelo me muerde la carne estremecida del ánimo.
Todos los días pasarán perdidos y lentos.
Enriqueta Arvelo Larriva, incluido en Poetas latinoamericanas. Antología crítica (Escuela de Estudios Literarios, Universidad del Valle, Colombia, 2009, selec. de Carmiña Navia Velasco).
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