o el viento roza suavemente un álamo delante de la ventana.
¡Oh! ¡Qué bien se respira, con qué dulzura puede soñar el alma!
No hay aquí ningún ruido, ninguna sonrisa que limite mis pensamientos.
Como el esclavo que con su fuerza rompe las ataduras
y siente de nuevo en el corazón la vida apagada,
así yo, liberado un instante de penosos tormentos,
siento y entiendo la belleza y el encanto del silencio.
Porque cuando nuestro corazón no se integra en el círculo del banquete,
cuando pensamientos diversos tienen que convivir,
cuando un alma es incapaz de entenderse con otra,
de nada sirve embriagarse con el néctar de la bebida,
ni la risa, ni el canto, ni la fiesta. ¡Todo es tormento!
Allí donde mi pensamiento sea libre, allí habitan el placer y la vida.
Cyprian Norwid, incluido en Antología de la poesía polaca desde sus orígenes hasta la Primera Guerra Mundial (Editorial Gredos, Madrid, 2006, ed. y trad. de Fernando Presa González).
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