de un “hecho”
Pero descubrió que no existe una idea exacta
de un hecho
Solo un montón de hojas muertas acumulándose
en la parte trasera de un jardín
Un jardín que de lo más bien podría ser
un jardín mental
donde se acumulan ideas, recuerdos o la noción
que nosotros tenemos de la palabra “recuerdos”
Lo cierto es que se acercó a la ventana
para decir:
Mira hijo esta hoja que yace aquí muerta
mientras tú crecías, ella también crecía,
mientras aprendías en tú cuerpo los secretos
de un lenguaje hecho de diferencias
ella también aprendía a ocupar un lugar en el tiempo
y en el espacio delimitado por la palabra diferencia
Inclusive ya por esos años un tipo llamado
Ludwig Wittgenstein le decía a su amante al oído
Hay tantas palabras invisibles que deseo oír
Tan solo por decir algunas cosas que sucedieron aquí
durante tu ausencia
La mitad de la casa fue desmantelada para dar paso
a una carretera de alta velocidad
a mí se me cariaron los dientes
y tu hermana se deprimió
hasta el punto de desaparecer
Entonces ¿cuántas visitas al dentista serán necesarias
para que los dientes parezcan realmente blancos?
Brillen
sin el sarro que por años
se acumuló
Para que al final del día con la boca anestesiada
podamos preguntarnos
¿Ahora cuánto tiempo es necesario
para aprender a sonreír?
Preguntas como estas no existen
y si existieran
El paisaje publicitario
que nos rodea asemejaría
un montón de hojas muertas acumulándose
en la parte trasera de un jardín
Un jardín que de lo más bien podría ser
un jardín mental
La última imagen que ella conserva de él
es marchándose
bajo un camino oscuro rodeado de cipreses
Un hombre es siempre un libro de gramática abierto
donde los fantasmas del contexto
giran sobre sus manos
Si digo esto puede ser sostenido por una mano
también estoy diciendo
la pesadez puede ser sostenida por las palabras
Quizás la manera en que llevamos la palabra abandono
inscrita en el cuerpo
sea la razón por la cual nos quedamos
hasta tarde pensando
en las hojas que caen en el patio de atrás
sin que nadie
se dé cuenta
Entonces ¿cuáles serán las palabras apropiadas para decirle
a alguien que su hijo ha muerto?
¿Cómo es que un día acaricias el rostro de alguien
y al otro día ese alguien es un fantasma
temible y aterrador?
Lo cierto sería decir que los jardineros se durmieron
cortando la maleza y es tarde
A esta hora el pasto degollado, mutilado
se empieza a secar
ahora vendrá lo difícil
¿Por dónde empezar una conversación?
¿Cómo empezar a hilar esa red de asociaciones que hace mucho
los lingüistas definieron como habla?
y que ahora en un paisaje completamente derruido
abandonado
volverá a nacer
Hay un árbol a la distancia la curvatura del cielo
lo hace posible
Mi abuela de a poco vertía el té caliente
en el plato y lo soplaba
cuando llegué a la ciudad
me dijeron que tenía que olvidar
todas mis costumbres de campesino
el sonido de la lluvia en el lóbulo de la oreja
la camisa a cuadros
el tartamudeo que primero dobla las palabras
y luego las ideas
Las palabras también sufren en su piel
el paso del tiempo
En primavera los cipreses se mueven con la brisa
Las manchas en las sábanas
son de un gris pálido casi solar
Esa mañana él se marcho temprano
hizo sus maletas
ella en cambio abrió las ventanas
y la habitación se inundó de luz
Una pregunta no necesita de una respuesta
pero una respuesta necesita ser interpretada
en función de pregunta
A veces las palabras son más frías que los objetos
los objetos necesitan ser observados con detenimiento
Las palabras son lentas
y provienen de la garganta
El día está repleto de palabras
y se resume en el horizonte
Un obrero cansado desde las alturas mira a su hijo
escribir un poema
Él también construye un edificio de palabras
en el cual nunca vivirán
Un edificio que sangra la herida
del mundo
Un montón de imágenes
que se fueron acumulando
una a otra
antes de que viniera alguien y las barriera bajo
la alfombra de golpe
No te quedes con la luz prendida hasta tarde
decía mama
La oscura inmovilidad de las cosas que se duerme
en los ángulos como el polvo
Una canción que se fue formando
de a fragmentos
Hasta traer desde la infancia
una ráfaga turbia de hojas
que se fueron acumulando
bajo un cielo de nubes luminosas
¿Cuántas hojas pueden caer en el mismo lugar
antes de que en nuestros labios se forme un pensamiento?
Cómo se sumerge por años el dolor para volver
a emerger un día cualquiera
En la apacible forma de una película
donde ha empezado a nevar
lo blanco refulge
y lo único que uno puede hacer
es sentarse en el sillón
abrigarse
y beber una taza de sopa caliente
Ella se hizo un collar con los cristales que estaban
esparcidos en el suelo
después vino alguien vestido de blanco
la declaró loca
y no volvió nunca más
Un libro necesita ser leído al menos una vez
para que sus hojas no se resquebrajen con el tiempo
Un paisaje de posibles oraciones
y frases hermosas
que no dicen nada
La escritura no es la representación del mundo
sino una concesión con él
¿Cuántos libros uno puede leer en su vida
y seguir teniendo la sensación de vacuidad?
La ventana se rompió y los cristales quedaron esparcidos
en el suelo
Un poema es un inventario
de silencios
Mi abuelo creía que yo era demasiado negro
como para ser familiar de él
cuando iba a verlo no respondía el timbre de la puerta de su casa
hasta que un día no respondió más
Las flores en el jardín despiertan
Afuera el canto de los pájaros
y el sonido de las patrullas
sostienen un discurso
Cada palabra tiene una representación mental
Así como cada persona sostiene sus propias
preguntas y respuestas
La débil distancia que separa el suave aroma
de un cuerpo joven
del intenso olor que expele un cuerpo
ya senil
Pese a la lluvia matinal el cielo es de un color
fuertemente anaranjado
Las nubes grises se retiran hacia un paisaje
escrito una y mil veces
pero aun así repleto de incertidumbre
Víctor López Zumelzu en Guía para perderse en la ciudad (2012), incluido en Con mi caracol y mi revólver. Muestra de poesía chilena reciente (Vallejo & Co., Internet, 2018, selec. de Diego Alfaro Palma).
Otros poemas de Víctor López Zumelzu
Guía para perderse en la ciudad (1), Mi querida Mariel, Sobre la forma de los edificios, Sobre la forma del té que se hiela
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Sólo una palabra: deslumbrante.
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