en su casa el Dr. J. Robert Oppenheimer,
precursor en el desarrollo de la primera
bomba atómica norteamericana».
(De la prensa diaria)
Se aquietan tus tristes manos de sujetar la pipa,
tus asombrados huesos de hijo de inmigrantes.
Ya no hablas de cosas cada vez más terribles
con voz suave,
ni eres un hombre tímido
ni nada.
La guerra y la paz son para ti la misma cosa.
Podría decirse que has perdido
toda la energía.
Entre la vida y tú se ha levantado
un muro:
en el indivisible mundo de los muertos
ahora te desintegras para siempre.
Orlando Alomá, incluido en Nueva poesía cubana (Ediciones Península, Barcelona, 1970, ed. de José Agustín Goytisolo).
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