la corona de espuma de mis nautas.
Desmemoriados, vuelven a dar zarpe
a sus maderas nacidas en desórbita y ceguera,
y frente a mí dejan una estela roja resplandeciente.
La luz entra con las últimas cenizas
que adornan mi desnudez.
Y antes que la ribera los allane,
despedimos a todas las aguas del mundo,
mis capitanes y yo. Reiterados en el cerco solar.
Convencidos del eco inminente.
Tibios aún.
Edmundo Bracho en Orilla revuelta (2003), incluido en Nayagua. Revista de poesía (nº 22, julio de 2015, Fundación Centro de Poesía José Hierro, Getafe).
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