Lloré hasta que se agotaron las lágrimas.
Recé hasta que se fundieron los cirios.
Me prosterné hasta que me aburrieron las prostraciones.
Pregunté por Mahoma, en ti, por Jesús.
¡Oh Jerusalén! ¡Oh ciudad que exhalas profetas!
¡Oh tú, la senda más corta entre la Tierra y el Cielo!
¡Oh Jerusalén! ¡Oh faro de las leyes!
¡Oh hermosa muchacha de ardientes dedos!
Tus ojos están tristes, ¡oh ciudad de la Virgen!
¡Oh umbrío oasis por el que pasó el Profeta!
Tristes están las piedras de las calles,
tristes están los minaretes de las mezquitas,
¡oh Jerusalén, oh hermosa vestida de luto!
¿Quién tocará las campanas de la iglesia del Santo Sepulcro
los domingos por la mañana ? ¿Quién llevará juguetes a los
niños en Nochebuena?
¡Oh Jerusalén! ¡Oh ciudad de las tristezas!
¡Oh gran lágrima que titila en los párpados!
¿Quién hará frente a las agresiones
contra ti, perla de las religiones?
¿Quién lavará la sangre de las piedras de los muros?
¿Quién salvará los Evangelios?
¿Quién salvará El Corán ?
¿Quién salvará al Mesías de los que le mataron?
¿Quién salvará al Hombre?
¡Oh Jerusalén! ¡Oh ciudad mía!
¡Oh Jerusalén! ¡Oh amada mía!
Mañana... mañana florecerán los limoneros
y se alegrarán las verdes espigas y los olivos,
y los ojos reirán,
y volverán las fugitivas palomas
a los puros tejados,
y volverán a jugar los niños,
y se encontrarán los padres y los hijos
en tus colinas floridas.
¡Oh país mío!...
¡Oh país de la paz y del olivo!
Nizar Qabbani, incluido en Antología de poesía árabe contemporánea (Editorial Espasa-Calpe, Madrid, 1972, ed. y trad. de Leonor Martínez Martín).
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