Si quieres saber en pocas palabras lo que te desea tu Marco,
amigo Frontón, gloria del ejército, honor de la ciudad,
esto es: gusta el labriego de un campo propio y no grande
y pasar en negocios de poca monta sus ocios triviales.
¿Quién prefiere pasear por los fríos pórticos decorados con mosaicos
y llevar, como un inútil, el matutino «¡Ave!»,
si puede, feliz con el botín que ofrecen bosque y campiña,
extender ante su hogar las redes repletas
y sacar el pez que se cimbrea en el trémulo sedal
o hacer salir del rojizo cántaro la miel rubia?
¿Y si una buena moza le llena las mesas desiguales,
mientras uno prepara en las cenizas huevos que no necesita comprar?
Que no ame esta vida quien no me ama, eso es lo que pido,
y que viva, vestido de toga, en medio de los ajetreos de la ciudad.
Marcial en I 55, incluido en Antología de la poesía latina (Alianza Editorial, Madrid, 2010, selec. y trad. de Luis Alberto de Cuenca y Antonio Alvar).
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