puede ser el tiempo de nuestra dicha.
El animal ha muerto o casi ha muerto.
Quedan el hombre y su alma.
Vivo entre formas luminosas y vagas
que no son aún la tiniebla.
Buenos Aires,
que antes se desgarraba en arrabales
hacia la llanura incesante,
ha vuelto a ser la Recoleta, el Retiro,
las borrosas calles del Once
y las precarias casas viejas
que aún llamamos el Sur.
Siempre en mi vida fueron demasiadas las cosas;
Demócrito de Abdera se arrancó los ojos para pensar;
el tiempo ha sido mi Demócrito.
Esta penumbra es lenta y no duele;
fluye por un manso declive
y se parece a la eternidad.
Mis amigos no tienen cara,
las mujeres son lo que fueron hace ya tantos años,
las esquinas pueden ser otras,
no hay letras en las páginas de los libros.
Todo esto debería atemorizarme,
pero es una dulzura, un regreso.
De las generaciones de los textos que hay en la tierra
sólo habré leído unos pocos,
los que sigo leyendo en la memoria,
leyendo y transformando.
Del Sur, del Este, del Oeste, del Norte,
convergen los caminos que me han traído
a mi secreto centro.
Esos caminos fueron ecos y pasos,
mujeres, hombres, agonías, resurrecciones,
días y noches,
entresueños y sueños,
cada ínfimo instante del ayer
y de los ayeres del mundo,
la firme espada del danés y la luna del persa,
los actos de los muertos,
el compartido amor, las palabras,
Emerson y la nieve y tantas cosas.
Ahora puedo olvidarlas. Llego a mi centro,
a mi álgebra y mi clave,
a mi espejo.
Pronto sabré quién soy.
Jorge Luis Borges en Elogio de la sombra (1969), incluido en Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea. 1914-1970 (Alianza Editorial, Madrid, 1971, ed. de José Olivio Jiménez).
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Genial, como siempre, el gran Jorge Luis.
ResponderEliminarHe leído que empezó a perder la vista muy pronto, a pesar de lo cual seguía leyendo como podía, incluso pidiendo a las visitas y periodistas entrevistadores que le leyeran libros.
Compuso muchos poemas rimados porque de este modo (gracias a la rima en consontante), al no poder él mismo leerlos mientras componía, iba memorizando las estrofas gracias a su rima.
Debe ser duro. Ten en cuenta que somos animales visuales. Decimos "Tengo una visión del mundo", no una audición, no un olfateo...
Cuando finalmente Borges se quedó ciego, dijo a su amigo Bioy Casares: "Aquí no acaba mi vista, aquí empieza otra cosa".
Dicen, en fin, que sólo los ciegos han visto, de verdad, el no ver.
Saludos a toda la peña desde Granada (España).
Gracias Francisco por colocar este poema,"Elogio de la sombra" dedicado a Don Jorge Luis Borges y gracias al escritor José Olivio Jiménez
ResponderEliminarPasé mi adolescencia en Adrogué, la cuidad de Borges, esa ciudad que tanto amó y a la que le dedicó muchas de sus poesías............
Desde Argentina
:Lydia Raquel. Pistagnesi
En mi página de Google+, encontrarás un poema que le dediqué cuando él partió de gira, justamente en un homenaje realizado en la la ciudad de Adrogué.
llevas un blog interesantísimo, soy seguidor desde hace tiempo pero debería visitarlo más. muy completo. saludos y feliz año. (http://alejandrovargassanchez.blogspot.com)
ResponderEliminarGracias Alex, me apasiona la poesía y como siempre he sido un poco mesiánico, jajajaja, me tomo esto como una misión. Espero que descubras poemas que te emocionen. Un abrazo.
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