Somos innecesarios
igual que los ladridos del barco en un océano ancho.
Somos innecesarios
igual que el esqueleto de un tren que
ha envejecido debajo de las ruedas
del óxido del olvido.
Y los eructos de los animales perdidos.
Somos innecesarios
igual que el polvo de las tizas al final de
la clase.
Somos innecesarios
igual que los poetas en el siglo veintiuno.
Abdulrazaq Al-Rubayi en Al norte del escorpión (2002), incluido en La fumarola (nº 11, octubre de 2002, Leganés).
Otros poemas de Abdulrazaq Al-Rubayi
Cóctel en la despedida del siglo, Llaves, Mendigo
La verdad es que es duro, pero realmente nadie es imprescindible y mucho menos necesario.
ResponderEliminarBesos.
Es lo que tienen los textos, yo lo entendí como todo lo contrario: que en este mundo somos prescindibles. Una crítica, vaya.
ResponderEliminarLos poetas nunca han sido inprescindibles, pero si que son necesarios, hay pueblos que no conocen la rueda, pero creo que no existen los que no cuentan historias.
ResponderEliminarY cuanto menos conocen la rueda, más poetas son, jajaja.
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