sábado, 5 de julio de 2025

Poema del día: "Poema", de María Nguema Nchama (Guinea Ecuatorial, siglo XX)


La hora me pasó cuando estaba
en la calle; la diversión me engañó
y la hora me pasó.

Coro
¡Qué pena! ¿Qué voy a hacer?
¡Pobre de mí!

La hora me pasó cuando estaba
estudiando; los estudios me engañaron
y la hora me pasó.

Coro, ¡Qué pena...!
La hora me pasó cuando estaba
enamorada; el amor me engañó
y la hora me pasó.

Coro: ¡Qué pena...!
La hora me pasó cuando estaba
bailando; el baile me engañó
y la hora me pasó.

Coro: ¡Qué pena...!
La hora me pasó estando en mi casa,
creyendo que todavía era joven,
y ya era muy vieja.

Coro: ¡Qué pena...!

María Nguema Nchama, incluido en Quince poetas de Guinea Ecuatorial (Academia de escritores boyacenses, Colombia, 2018, ed. de Gilberto Abril Rojas).

viernes, 4 de julio de 2025

Poema del día: "Salmo LXXIV", de Constanza Ossorio (España, 1564-1637)


Alábente los cielos y la tierra
¡oh Hacedor del hombre!
y todo cuanto dentro de sí encierra
bendiga tu alto nombre.
Cuente tus maravillas y hazañas
todo el orbe universo,
tus obras y proezas tan extrañas
y tu saber inmenso.
Si ciño el tiempo, dices, y recojo
para hacer venganza
del malo que me ofende, y yo me enojo
con súbita mudanza
haciendo al cielo y suelo fiel testigo,
yo juzgaré las obras
de aquel que ha sido justo y es mi amigo,
sus faltas o sus obras.
Mas por ser todos flacos, ahora ofrezco
mi diestra que en sí encierra
valor, pues con un dedo fortalezco
las columnas de tierra.
Pero hablando del malo solamente
dices: por merecello,
pues eres siervo del pecado, tente,
no levantes el cuello,
ni engrías la cerviz para encumbrarte
con tan loca osadía
contra el que sólo puede castigarte
con penas noche y día.
Pues si vas fugitivo hacia el Oriente
do nace el sol dorado,
o vuelves con su carro al Occidente,
donde ha su luz dejado,
o a los desiertos montes enriscados,
do no hay hierba, ni hoz
jamás se vió cortar, pues no hay sembrados,
oirás allí mi voz.
Y como de juez te pondrá espanto,
que esperas la sentencia
de mí, que a unos humillo, a otros levanto
con mi admirable ciencia.
En tu mano, gran Rey de las alturas,
está el cáliz divino
con que brindas a veces tus criaturas
del adobado vino.
Y está de suerte lleno y mixturado
para beberle todos,
que gustará la hez aheleado
el malo por mil modos.
Estos prodigios raros que he contado
cantaré noche y día,
y al gran Dios de Jacob, que los ha obrado,
que es bien del alma mía.
Oyéndolos humíllate, arrogante,
que levantas penacho,
y tú, justo, que te has hecho ignorante,
y cual tierno muchacho,
en Dios tu padre has puesto amor y gloria,
celebra tu victoria.

Constanza Ossorio, incluido en Poetisas españolas. Antología general (Ediciones Torremozas, Madrid, 1996, ed. de Luzmaría Jiménez Faro).


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jueves, 3 de julio de 2025

Poema del día: "Creí ver los peldaños de un trono...", de William Wordsworth (Gran Bretaña, 1770-1850)


Creí ver los peldaños de un trono, que a mis ojos
ocultaba un sudario de nieblas y vapores,
sin dejarme ver quién estaba en él sentado,
pero en suelo y peldaños en torno se veían

las formas más penosas que la carne y los huesos
asumieron jamás: una multitud mísera,
enferma, sana, vieja, joven, gritando al trono:
«¡Muerte, en nosotros reinas; a ti van nuestras quejas!»

Subí esos escalones: las nieblas se me abrieron
suaves y pude ver un rostro femenino
durmiendo a solas dentro de una cueva musgosa,

vuelto de cara al cielo, pareciendo guardar
placentero recuerdo de una idea pretérita:
¡una Belleza a solas en una tumba estival!

                                                               1806

William Wordsworth, incluido en Poetas románticos ingleses (BackList, Barcelona, 2010, trad. de José María Valverde).

Otros poemas de William Wordsworth

martes, 1 de julio de 2025

Poema del día: "Que la noche sea perfecta...", de Alain Grandbois (Canadá, 1900-1975)


Que la noche sea perfecta si de ello somos dignos
Ninguna piedra blanca nos indicaba la ruta
Donde las vencidas debilidades terminaban de morir

Íbamos más allá de los más lejanos horizontes
Con nuestros hombros y nuestras manos
Y este impulso parecido
a los destellos de insondables bóvedas
Y este hambre de durar
Y esta sed de sufrir
Asfixiándonos en el cuello
Como mil horcas

Hemos compartido nuestras sombras
Más que nuestras luces
Nos hemos mostrado
Más orgullosos de nuestras heridas
Que de las esparcidas victorias
Y de las mañanas felices

Y hemos construido de pared a pared
El negro cerco de nuestras soledades
Y estas cadenas de hierro remachadas para nuestros tobillos
Forjadas del metal más duro

Que perfecta sea la noche en que nos hundimos
Hemos destruido toda la felicidad y toda la ternura
Y nuestros gritos futuros
No tendrán más que el eco tembloroso
De los cadáveres perdidos
En los abismos de la nada.

Alain Grandbois en Poèmes (1963), incluido en Poetas franco-canadienses (Árbol de fuego, año 6, nº 63, Caracas, 1973, trad. de Isabel Paraíso de Leal).

lunes, 30 de junio de 2025

Poema del día: "He construido un jardín como quien hace...", de Diana Bellessi (Argentina, 1946)


He construido un jardín como quien hace
los gestos correctos en el lugar errado.
Errado, no de error, sino de lugar otro,
como hablar en el reflejo del espejo
y no con quien se mira en él.
He construido un jardín para dialogar
allí, codo a codo en la belleza, con la siempre
muda pero activa muerte trabajando el corazón.
Deja el equipaje repetía, ahora que tu cuerpo
atisba las dos orillas, no hay nada, más
que los gestos precisos -dejarse ir- para cuidarlo
y ser, el jardín.
Atesora lo que pierdes, decía, esta muerte
hablando en perfecto y distanciado castellano.
Lo que pierdes, mientras tienes, es la sola compañía
que te allega, a la orilla lejana de la muerte.
Ahora la lengua puede desatarse para hablar.
Ella que nunca pudo el escalpelo del horror
provista de herramientas para hacer, maravilloso
de ominoso. Sólo digerible al ojo el terror
si la belleza lo sostiene. Mira el agujero
ciego: los gestos precisos y amorosos sin reflejo
en el espejo frente al cual, la operatoria carece
de sentido.

Tener un jardín, es dejarse tener por él y su
eterno movimiento de partida. Flores, semillas y
plantas mueren para siempre o se renuevan. Hay
poda y hay momentos, en el ocaso dulce de una
tarde de verano, para verlo excediéndose de sí,
mientras la sombra de su caída anuncia
en el macizo fulgor de marzo, o en el dormir
sin sueño del sujeto cuando muere, mientras
la especie que lo contiene no cesa de forjarse.
El jardín exige, a su jardinera verlo morir.
Demanda su mano que recorte y modifique
la tierra desnuda, dada vuelta en los canteros
bajo la noche helada. El jardín mata
y pide ser muerto para ser jardín. Pero hacer
gestos correctos en el lugar errado,
disuelve la ecuación, descubre páramo.
Amor reclamado en diferencia como
cielo azul oscuro contra la pena. Gota
regia de la tormenta en cuyo abrazo llegas
a la orilla más lejana. I wish you
were here amor, pero sos, jardinera y no
jardín. Desenterraste mi corazón de tu cantero.

Diana Bellessi en El jardín (1992), incluido en Poetas argentinas (1940-1960) (Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2006, ed. de Irene Gruss).

Otros poemas de Diana Bellessi

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domingo, 29 de junio de 2025

Poema del día: "Noche, ciudad y tisis", de Abd al-Wahhab al-Bayati (Iraq, 1926-1999)


En las noches de muerte y procreación,
la ciudad, en sus fondos,
como una gata negra,
como una madre triste,
sigue alumbrando vidas
en silencio. Sus entrañas calientes
van escupiendo muertos por las sucias aceras
en brazos de la noche,
de la noche de tisis.
Como una madre triste, la ciudad
sigue escupiendo a miles miserables
por las callejas negras y malditas,
por los viejos cafés.
Y sobre los deformes árboles amarillos
nace el terror.
Como en sus bajos fondos nace el crimen.
Y los viejos cafés.
Y las tristes canciones.
Y la noche,
la tisis,
los ruines.
Y las ideas negras y perversas.

Sin cesar, en sus fondos,
la ciudad
-como una gata negra-
amamanta criaturas en su ubre materna.

Abd al-Wahhab al-Bayati, incluido en Poetas árabes realistas (Ediciones Rialp, Madrid, 1970, ed. y trad. de Pedro Martínez Montávez).

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