El niño se arrastra por la playa, sabe caminar, trepar, correr,
se para en cuatro patas sobre la arena,
mira hacia adelante como una excavadora,
lo que está mirando está fuera de alcance,
charcos de luz, mistificado hielo resbaladizo de la infancia,
olor a algas, una imagen tierna y dolorosa,
y el otro niño, hermanito, se para
con sus dedos descansando sobre sus hombros,
aletea sus alas,
pero el artista los congela en vuelo,
no por el bien del niño sino por la composición,
y eso incluye todo el museo, la gente
pasando por sus habitaciones
leyendo las notas descriptivas,
sus dolores de espalda y pastillas,
un bebé dormido en su bolsa, su madre
se sienta en un banco
y mira la pintura,
miran al frente, siempre al frente, qué
permanece fuera del marco,
un castillo de arena, la ciudad brillante
carros, armas, teléfonos,
fondos de inversión,
el guardia en la parte superior de la pared gira
y escanea la playa
detrás de él
Helena Sinervo, incluido en Altazor. Revista electrónica de literatura (1ª época, año 2, julio 2020, Chile, trad. de Enrique Solinas).
Olor a algas...
ResponderEliminarBonita infancia.
EliminarEnsayo de las cuatro patas
Eliminaruna bolsa de dormir de un niño
un castillo de arena y una playa
con un olor de algas...desierta
Ya la ilusion no esta y las ausencias
fantasmales son tan grotescas
deshumanizadas perpetuan
esas cuatro patas sobre la arena
desdibujadas una ventisca juega
mientras desgrana grano a grano
a una ola que en acaricias
las lleva poco a poco a las
profundidades eternas...
Poética aportación, gracias. Un abrazo 🤗
EliminarMe queda un niño huerfano
ResponderEliminarque balbucea ,donde esta
mi sueño...al que nadie contesta..!