I sabemos (creemos saber) que
hay un tablero
piezas
casillas claras y oscuras
sabemos (entrevemos) que
otros
juegan con nosotros
pero
qué pieza se ha movido
quién la ha movido
cómo se ha movido
y a fin de cuentas
qué sabemos
de las
reglas del juego
dentro de este cuarto
donde
el día es una
mecha humeante
2 me das (te doy) la mano
toda la mano
sólo
la mano
3 todo el sedoso aire
removido
por el relampagueante
colibrí
cornucopia vaciándose
sobre la cálida
huerta del aire
uvas tiernamente oscuras
violetas oprimidas
en la secreta
mano
del verano
y la distraída mariposa
y la rosa en alto
y yo solo y tú sola
y yo solo y tú sola
y yo solo y tú sola
en este
transparente
recodo del día
y
la certeza
de haber escrito en el agua
4 las blancas paredes de la casa
los blancos huesos bajo tierra
la blanca soledad
del mar del cielo
la blanca mariposa
del sueño
sumidas
en el trazo
negro de la tinta
extendidas
hasta alcanzar su negra orilla
5 la tarde pestañea
blandamente
en las persianas
vaga su luz
su vaho tibio
por entre las cosas
sumarias y
bien puestas
da vueltas
en torno
al sagitario
vaso de retamas
que en cierto modo
concluye
el latido natural
de la pieza
donde escribo
una resaca silenciosa
se va
arrastrando mis palabras
y sé
que es noche
Javier Sologuren, incluido en Las ínsulas extrañas. Antología de poesía en lengua española (1950-2000) (Galaxia Gutenberg Círculo de lectores, Barcelona, 2002, selecc. de Eduardo Milán, Andrés Sánchez Robayna, Blanca Varela y José Ángel Valente).
Un pooema que llega. Muchas gracias por compartirlo.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué estructura tan original, además. Un abrazo.
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