perezosa y bruscamente se asentó la muerte sobre el mobiliario, sobre la ropa, sobre la comida en el frigorífico, las fotos de familia en las estanterías, la vista desde la ventana de la cocina. cubrió las paredes de un hastío que no era hastío, sino quietud, y ahora la quietud está atada a nuestros cuerpos. ahora la quietud se manifiesta en la forma en que se cruzan nuestras miradas. la quietud se sienta en la silla en que papá siempre se sentaba, se mece adelante y hacia atrás durante todas las mañanas, tardes y noches, y de todo lo que solía ser no queda más que una ausencia.
Eirin Gundersen, incluido en Aullido (Internet, 21 de noviembre de 2018, trad. de José Manuel Romero Santos).
Cada uno interpreta a su manera la SOLEDAD DE LOS AFECTOS
ResponderEliminarY QUEDA IMPREGNADO CON LOS RECUERDOS
ESOS ESPACIOS VACIOS...con las características de los aromas , si alguna vez los hubo , la especialidad de una comida, el tabaco de una pipa, un centro de mesa y su florero cargado de jazmines, claveles, rosas, y así no lo haga se mecen en mi memoria y se descorren las cortinas al unísono, para que el Sol la luz disipen las sombras... Abre las ventanas y los pórticos deja que las almas retocen en los ambientes que una vez los vieran recorrer y el murmullo quiebre el silencio y la estancia tenga su propia algarabía y tu una sonrisa...
Cordialmente
Ramón Santos Peñalva- El Teyú
Esta joven noruega ha llenado el poema de ausencias.
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