Todo pasa -¿aún así quién es misántropo?-
los hombres y las cosas reales que pasan
empujándose, para marchitarse como la hierba
de pronto: y (sea la esperanza del cielo,
o el caleidoscopio de la poesía,
o amor o vino, en el banquete, en la misa)
cada uno es dueño de un paraíso de cristal
donde nunca un ansioso heliotropo
sigue el ascenso o el declive del sol;
pues el sol allí sueña y el tiempo ni es ni fue.
Como faunos repujados en nuestro reino,
miramos fuera y nuestros ojos serenos
observan cómo los dioses cabríos del dolor
salen de juerga; y si por macabra sorpresa
en nuestro paraíso irrumpen
pacientemente, su belleza otra vez fortalecemos.
Aldous Huxley, incluido en Eterna cadencia (11 de enero de 2018, Argentina, trad. de Jesús Isaías Gómez López).
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