I
Es esa la nube donde se perdieron mis diosas
ese el escalofrío que le partió el dorso.
La Tierra se agitaba en sus adentros y
los niños corrían desmañanados hacia la escuela.
El sol: un rescoldo tras el incendio.
La primera en parir fue la más valiente.
Pero Dios, a diferencia del hombre, no perdona.
Y nosotras, menos.
Sobre los rieles, las preguntas
¿Tu marido sabe?
Cómo iba a decir que precisamente su marido era el menos indicado para saberlo.
Pasado el temor, llegaron las carcajadas.
II
Un cordero sin lana no conoce la misericordia.
Ella hubiese vivido feliz acurrucada entre los pies del padre.
Cuando su madre supo
se la llevó casi a rastras
era solo una niña : no supo defender su dignidad,
ni siquiera sabía que tenía que hacerlo.
Un volcán guarda todas las memorias para luego expulsarlas de golpe.
III
Miramos al gigante con su cima, con sus pizcas de nieve
y nosotras tan abajo, tan en el corral.
Dios y la naturaleza obran por contradicciones.
Cindy Hatch, incluido en Novísimas. Reunión de poetas mexicanas (1989-1999) (Los libros del perro, México, 2020, ed. de Zel Cabrera).
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¡Grata sorpresa descubrir tan joven promesa de la poesía mexicana, Cindy Hatch!
ResponderEliminarLa poesía joven mexicana, especialmente de mujeres, es muy impresionante.
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