Cuando te pusieron en el cañón
De luz, desliz de pluma
De niña,
Un llanto apagado tomó a tu público
Por la garganta.
Tu hazaña era diferente:
El frágil cuerpo-mente se retorcía
Entre miembros separados en lo alto
En dos sillas sobre una mesa,
Deseando un sólo punto
De supervivencia.
Hacías cada truco tan
Fácil, mientras ellos respiraban su
Miedo, aplaudiendo con su corazónagallas
Lejos de tu verdadero
Logro.
Cada noche en Pistang Pilipino
Tu agilidad de lenteja
Describe una precaria postura
En las que los abajos son arribas,
Ni correctos ni reales.
Golpeabas la cabeza
Contra el suelo,
No es por falta de habilidad.
No asistí a tu función esta noche.
Algo dentro de mí se derrumbó.
Marjorie Evasco, incluido en Lo último de Filipinas. Antología poética (Huerga y Fierro editores, Madrid, 2001, selec. de Jaime B. Rosa, trad. de Ellyde Maestre).
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