Dicen que los pájaros siempre encuentran su camino a casa
pero casa es ninguna parte, un recuerdo; algo que nunca fue.
¿Acaso las alas recuerdan los espacios en el aire
como nosotros haríamos con un lugar? ¿Un campo de arroz?
¿Cómo volar de vuelta hacia eso? Lejos
de un túmulo de miedos, este lugar anhelando por ti…
Hace algunos años, dejé flores brillantes
en la tumba de mi abuela. Años antes, veo
las cenizas de mi abuelo ser llevadas
por los surcos del viento en las islas Bocas.
No soy yo mismo ni nunca he sido
algo que comprenda al sol
y otros objetos brillantes, celestes,
pensando: esto es un tapiz en órbita
alrededor de mí. Estoy completamente convencido
que somos las últimas criaturas en descubrir
cómo estar en el mundo. Mi barba crece salvaje.
Mis hijas pasan junto a mí en la oscuridad.
Sus voces parlanchinas llenan mis oídos
luego mi pecho y no puedo contenerlo más.
Siempre estoy volviendo a casa.
Richard Georges en Epiphaneia (2019), incluido en Nueva York Poetry (27 de junio de 2020, EEUU, trad. de David Anuar).
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