le soleil me brúle et me rend lumineux
en medio de la monótona lluvia
el fango
la cenicienta atmósfera
pasan los tranvías
y desde el ágora solitaria
que necrosó la lluvia -
avanzan
los
límites
mi pensamiento
emocionado
los sigue con orgullo hasta
que llegan
al principio de los campos
que ahoga la lluvia
en los límites
qué tristeza tendría - Dios mío -
qué tristeza
si no me consolase el corazón
la esperanza de los mármoles
y la espera de un rayo brillante
que diera nueva vida
a las ruinas ingentes
invariablemente como
una flor roja
entre hojas verdes
Nikos Engonopoulos en Prohibido hablar con el conductor (1938), incluido en Antología de la poesía griega. Desde el siglo XI hasta nuestros días (Ediciones Clásicas, Madrid, 1997, ed. de José Antonio Moreno Jurado).
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