Hola,
llamo
desde el cuerpo al espíritu,
párate,
para,
pero mi cuerpo no se puede
calmar,
tiene más cuerda
que la del juego.
Hola,
llamo en vano,
ecos devoran ecos,
los reflejos se pierden en reflejos,
los espejos se hunden en espejos,
me hundo en la infinitud
del vacío del sueño.
En diecisiete horas
he dado vuelta al mundo
y en parte alguna hay fin,
desde ayer hasta hoy
han pasado mil años
y las edades no se acaban,
perdí el contacto con
el enemigo,
con el amigo
y hasta conmigo mismo.
Me he convertido en un extraño,
un hombre viejo,
y cargo un peso,
mi cuerpo,
tu cuerpo,
cada cuerpo
y en parte alguna hay fin.
Lo cargo
y no sé
a quién dárselo,
solamente sé esto:
tengo que devolverlo
agotado,
colmado,
consumido,
madurado con el horror,
hoy o mañana
o esta noche,
hola.
Edvard Kocbek en Poesía reunida (1977), incluido en Periódico de poesía (9 de septiembre de 2019, UNAM, México, trad. de Laura Repovš y Andrés Sánchez
Robayna).
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me gustó!
ResponderEliminarDice mucho este poema, me alegro de que te guste.
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