En la oscuridad la luna vigila
cóncava.
Tus ojos están cerrados —
todos han visto algo,
pero ninguno lo mismo.
Lo que el rostro oculta,
lo observa la noche
y la puerta está abierta.
Tus ojos están cerrados —
tu cara está cerca de la mía.
Una fuerza no para de crecer
desde el momento en que nacemos,
- y no somos animales de un día.
Nuestros cerebros no están construidos
para manejar alas,
sino para construir lenguajes
y navegar de otra manera:
pensar es intentar
mirar de una nueva forma, clara polar
- lo cual también quiere
decir entender las limitaciones.
Tus ojos están cerrados —
tu cuerpo es un salto adelante
en el resplandor de azafrán.
El sueño ha volcado
la piedra Rosetta de tu cerebro;
muestra un escrito
que no habíamos descifrado...
Nuestro lugar es el tiempo
y leemos
como si intentásemos recordar lo
que no nos ha sucedido.
Lo que no hacemos
no se perdona.
Una mano agarra con fuerza,
la otra protege,
una tercera bendice.
Tus ojos están cerrados —
el alma es arrastrada
por el espacio infinito,
construido por las pausas de la música.
Tengo tu grito
en mi boca.
Pia Tafdrup en Las ballenas de París (2002), incluido en Copenhague huele a París. Antología de poesía danesa contemporánea (Nórdica libros, Madrid, 2016, trad. de Daniel Sancosmed).
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