Los que regresan de la guerra se liberan de la sombra y de los olores
No les basta un tronco que se levanta al filo de la noche
Ni la miel goteando de una rosa que se pierde en la multitud
Los paraísos se divierten en los límites de un tanque cuando nos sublevamos, y no había otro camino, así bebimos nuestra dos aguas.
No se dio cuenta el camellero cuando devolvimos las partes del "rompecabezas" de barro por fuerza en cada momento
¿Acaso tenía amputado el brazo, entonces las palomas sorprendieron nuestras piedras en descuido de las condecoraciones?
y nos olvidamos, con nuestra burla, de apretar las mantas de la ciudad y cargar las balas en el oído de la ausencia.
Los que regresan de la guerra no se cortan el pelo rápidamente
Les sorprende el silbido de las contusiones y vuelan ligeros en el valle de las mariposas
Chocan contra el techo del borrar y de la hojalata
¿Por qué todavía tenemos el cerebro de los rinocerontes y los "guardaespaldas"?
Tallamos todas estas rocas para cerrar las puertas
dice el Antiguo Testamento
La Brigada del anhelo asalta las sabanas y los pantanos, deambula por emboscadas y las barreras de hormigón.
Este horror que se mezcla sobre el asfalto será un cinturón en medio de la plaza
(al compás de la una y media) mientras gritaban
No hay regreso de la guerra sin derrotas ni cargas.
No hay regreso de la guerra sin deseos ni fetos
En el seno del valle se extiende un poema "que disfrutes el sol"
Quizás los que regresaron de la guerra deambulan con los buches de las aves
La tristeza ya no basta para sostener las calderas
y la ausencia se quedó colgada en un minarete que sufre bajo el peso del humo
testificando que no hay olor sin barro o cerveza.
Deema Mahmood, incluido en Galerías del alma (3 de diciembre de 2020, México, trad. de Kalid Al Raisoni).
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¡Excelente poema de Deema Mahmood!
ResponderEliminarMuy bueno si, me alegro de que te guste, un abrazo.
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