Como un cerezo que protege en su copa
el último de sus frutos,
protejo yo en mi camisa raída
el único botón que me queda.
Cuando extinguidos recuerdos y esperanzas
va empezando a pesarme el hatillo,
manoseo en mi pecho el botón
que me cosiste en tiempos ya lejanos.
A pesar de los años y del hambre,
a pesar de la nieve y del sueño,
me cosiste vida en este ojal maltrecho
con hilo de amor y eternidad.
La noche ha vencido al día. Miro
hacia la única ventana iluminada.
No hay ventana. En el pecho me brilla la vida
sobre el botón que un día me cosiste.
(1964)
Knuts Skujenieks, incluido en Altazor. Revista electrónica de literatura (1ª época, año 2, mayo de 2020, Chile, trad. de Pietro U. Dini y Albert Lázaro-Tinaut).
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