ningún cristal de ventana
sólo los enloquecidos tambores
que se oyen tenuemente por toda europa
ninguna cifra
puede decirte
cuando te van a liberar
tú pediste que todos pudiesen exponer sus vidas
el presidente contestó:
los soldados están para morir
a las dos de la noche alguien susurró
que cada rostro es una copia
de otro
& te levantaste violentamente de la cama
para contemplar las flores de tu mesa
algunas vivían, las
historias de los locos son las únicas
que merecen ser escuchadas
marqués de sade, es tarde
no pudimos pasar
han construido muros de un metro de grosor
cortando la carretera
para ocultar la tortura de uñas que practican
& los cadáveres hinchados de los niños en el río
eres muy desgraciado & los miembros del jurado
continúan juzgándose a sí mismos cada vez
que es septiembre u octubre
tú sabes que la revolución
antes o después termina por sacar a la luz sus retratos retocados
tú vences durante tres segundos
pero después
tienes que hundirte en las mujeres & escuchar tumbado de espaldas
hasta que oyes cómo se apagan las fuentes de las ciudades
marqués de sade, es tarde
continúan los mismos susurros
no es más que una nueva fecha
a nadie se le permitirá
ser diferente
están clavando en los muros las listas asesinas
a unas manzanas de distancia
tú te arrojas sobre el suelo de piedra
para protegerte
de los cuatro clavos
Bruno K. Öijer en Fotografier av undergångens leende (1974), incluido en Poesía nórdica (Ediciones de la Torre, Madrid, 1999, ed. y trad. de Francisco J. Uriz).
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