pacen sin cadena alguna las nobles bestias.
La parra me extiende en el suelo un lecho con sus hojas
y espero a que me llegue el invierno con su desolación.
De la gran fiesta dorada de las espigas
nada queda ya en el campo desnudo,
sino una cuantas cáscaras que dan vueltas ahora
con el soplo del viento del sur en la era vacía...
Sopla, viento del sur, y esparce las hojas marchitas
para que la torrentera haga bajar un río de agua.
Amontonemos de nuevo en los patios la pesada madera
y que el labriego arroje la dorada semilla.
Alekos Fotiadis, incluido en Antología de la poesía griega. Desde el siglo XI hasta nuestros días (Ediciones Clásicas, Madrid, 1997, ed. de José Antonio Moreno Jurado).
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