El mar recuperaba su vigor, su estrecho de Torres, y lanzaba sus iceberg en contra de los balleneros.
En los muros florecía la vellorita, y las ventanas de la casa ostentaban herméticos blasones de una complicada simetría.
La lluvia caía a torrentes para usucapir el mar, y la trama de la selva estaba rota en mil pedazos.
Inútil concordancia, los relámpagos nubios sacuden los desiertos libertinos, la hora avanza, la hora más negra de la cual me he burlado siempre.
Braulio Arenas en El agc de la Mandrágora (1957), incluido en Antología de la poesía surrealista latinoamericana (Editorial Galache, México, 1974, ed. de Stefan Baciu).
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el toque simple de la complejidad....
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