El sol avanza lentamente
por el horizonte
hasta alcanzar con velas desplegadas
los confines del océano,
vendrá a la mañana siguiente
con su nueva carga
de lava de montañas y de mar.
II
Nuestras palabras
lava endurecida
del pensamiento
que una vez fue fuego,
palabras cubiertas de musgo.
Y nosotros viejos
cráteres apagados.
III
La tierra nos sigue
con su manto blanco
pero los cráteres alzan
sus puños
contra el cielo.
IV
Dormimos
bajo el cielo raso
y despertamos
en un silencio
no terrenal
vimos al desierto
acercarse
vestido de una mañana
clara y tranquila:
con su túnica transparente
llega el viejo cielo a la tierra
apoyado en un rayo de sol
sobre la lava.
Matthías Johannessen en Tveggja bakka vedur (1981), incluido en Poesía nórdica (Ediciones de la Torre, Madrid, 1999, ed. y trad. de José Antonio Fernández Romero).
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