un negro hediondo a empleo mínimo
iluminado por una emedieciseis se metió a la maleta
mujereswawas viejos y chicos fofos
entró al cine y le pegó un serrucho a su arma q era su brazo
dijo que quería la sangre de cristo
tuvo a cristo unos instantes en el baño del edificio
luego pensó en una virgen extranjera,
le transpiraban las zapatillas clavos podridos como sus huesos
y se fumó la desesperanza
era malo pal copete, vivía con una negra q al saber
que se había inmolado se llevó su bolso Nike con ropa
lo enterraron en un cementerio y su recuerdo yace
en la boca de un profesor de antropología. -
Marcos Leiva, incluida en Antología de poesía joven del Sur de Chile (Puerto Montt, 2016, Colectivo OrgasMAR).
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