Es Abril. En Grecia primavera
y en el Perú, tal vez.
Sólo miro el suelo de la carceleta
y en él mis viejas islas y mis mares,
pero alzo la mirada
y el encanto se rompe
contra el muro
idéntico a una ola.
Aquí no madre Adriana, no Euterpe, no Ismene.
Sólo Andreas.
Mustio mi corazón, la peña tiñe todo
y su color se extiende
como una mano
que va palideciendo
los lugares que toca.
A quién decir ya nada
si más que el mar
este idioma separa.
A quién que enseñe a Andreas
a partir.
De este dolor a Grecia,
de esta ventana a Grecia,
¿quién podría enseñarme a navegar?
Reynaldo Naranjo en Los encuentros (1964), incluido en Antología de la poesía peruana (Ediciones Nuevo Mundo, Lima 1965, selec. de Alberto Escolar).
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
De cómo perderse de ensoñación...
ResponderEliminar