La enfermera le dijo que sí que podía.
¿No se envenenaba una de cadáver?
No, no se envenenaba.
Habían estado viendo una reposición en la tele,
él había hecho una profunda aspiración
y entonces había... ocurrido.
Lo ideal sería que los dos nos fuésemos juntos
habían dicho muchas veces.
Ahora quedaba allí sola
como una rebanada de pan olvidada en el tostador.
Usted, enfermera, ¿me entiende?
La entiendo.
¿Tal vez podría lavarme la mano después?
Claro que podría.
Pero no es necesario ¿verdad?
No, no es necesario
Entonces voy a acariciarlo, sí, al difunto.
Werner Aspenström en Sorl (1983), incluido en Poesía nórdica (Ediciones de la Torre, Madrid, 1999, ed. y trad. de Francisco J. Uriz).
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me gusta lo que dices es claro y sensillo Gracias por dar compartiendo lo que sientes
ResponderEliminarEs una bella, aunque dura imagen.
Eliminar¿No se envenenaba una de cadáver? Muy fuerte!!!! Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarSaludos desde Cuba
Saludos hacia cuba. Sí, es una imagen demoledora.
EliminarTantas imágenes en tan pocos versos! Alejado de lugares comunes. Tanto con tan poco. Es todo un poema para comentar en cualquier clase de literatura. Nunca había leído nada de este autor, gracias por compartirlo Fran!
ResponderEliminarA mí me impresiona mucho este poema, me produce una mezcla de ternura y espanto. No sé qué recursos lingüisticos pudo usar el autor en sueco, pero desde luego las imágenes son demoledoras.
EliminarUn poema de despedida. Del símbolo al que aspira toda despedida por vencer, en ausencia y por un segundo, a la muerte.
ResponderEliminarSaludos desde México.
Triste despedida, y fría. Saludos de vuelta a México.
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