Nuestro amor no está en nuestros respectivos
y castos genitales, nuestro amor
tampoco en nuestra boca, ni en las manos:
todo nuestro amor guárdase con pálpito
bajo la sangre pura de los ojos.
Mi amor, tu amor esperan que la muerte
se robe los huesos, el diente y la uña,
esperan que en el valle solamente
tus ojos y mis ojos queden juntos,
mirándose ya fuera de sus órbitas,
más bien como dos astros, como uno.
Carlos Germán Belli en Poemas (1958), incluido en Antología de la poesía peruana (Ediciones Nuevo Mundo, Lima 1965, selec. de Alberto Escolar).
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No conocía a este poeta. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo
Reconozco que yo tampoco hasta que lo leí en ese libro.
ResponderEliminarNo lo conocía, precioso y cierto...
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado.
EliminarGracias :)
ResponderEliminarEl amor entrando a la caverna de la pupila
ResponderEliminarY a las otras cavernas, si.
EliminarEl tema está bien tratado y se sale de lo corriente y manido sobre el amor, por esa parte bien. No obstante, la forma puede perfeccionarse ya que el primer y segundo versos están cortados porque sí y no en función de la fonética o la sintaxis.
ResponderEliminarEs una pena que algunos poetas no cuiden el verso. Un buen poema ha de serlo tanto en forma como en fondo.
Saludos
Verso libre lo llaman, si.
EliminarCon mayor o menor licencia, son endecasílabos. Y habría que oír al poeta en su recital. No es, pues, en mi opinión, versolibrismo pura facie.
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