Otro Cristo más ha golpeado la puerta.
Éste no tiene piernas. Probablemente se
las cortaron los padres para que mendigue para ellos
con más facilidad. Su rostro es todo herida.
Ya no le quedan fuerzas para avanzar
en su carrito de madera.
Otro Cristo más espera delante de la puerta. A ti.
Apresúrate, para que no lo aplaste la muchedumbre
que huye de la policía. O para que no
lo devoren los perros hambrientos y enfurecidos.
Apresúrate. Él sabe que va a morir. Por eso
llamó a tu puerta.
¿Que no sabes si es realmente el Cristo verdadero?
Las breves horas que dedicas al sueño
transcurren con un temor demasiado en vela:
¿En realidad existe Dios? Por la puerta entreabierta
fluye la luz a tu habitación:
No hay Dios. El mundo está abandonado. Es indigente.
Cristo te espera delante de la puerta.
Sombras blancas corren por el jardín oscuro.
En tu regazo sostendrás su cuerpo
sin peso. En tu mirada, su mirada:
la última y la primera. En ese momento lo sabrás:
Es tu hijo.
Bárbara Korun, incluido en Arquitrave (Segunda época, nº 56, agosto-octubre de 2014, Colombia).
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precioso homenaje ala madre Teresa que veía como Cristo a todos los surientes Gracias por publicarlo .
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado.
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