Y yo me dije: “Haré a Dios conforme a mi semejanza”.
Y me puse en el centro para hacerlo a mi manera.
Pero yo era un gran vacío;
mi vida flotaba sobre la haz del abismo.
Y vi que yo era noche y que era noche para otros.
Y dije yo: “Haya luz”. Pero no se apartó la oscuridad.
Ni amaneció el día primero. Y sin pertrechos
–en medio de la nada– vi que mi caducidad era eterna.
Pedro Xavier Solís Cuadra, incluido en Arquitrave (nº 55, abril-junio de 2014, Colombia).
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