Es cierto que está por florecer... lo has acaso sentido?
Pero dónde ese anhelo de morado, dónde, podrías decírmelo?
En realidad se le insinúa en no se sabe qué de las ramillas...
Cómo, si no, esa sobre-presencia, o casi, que aún de lo invisible,
obsede, se aseguraría,
el centro de la media tarde misma,
sobre qué olvido?
llamando desde el sueño o poco menos, todavía
cuando un rosa en aparecido,
lo cala, indiferentemente, y lo libra, lo libra a su limbo?
Juan L. Ortiz, incluido en Poesía argentina desde Lugones hasta nuestros días (Editorial Guadalupe, Buenos Aires, 1984, ed. de Héctor Roque Pitt).
¡Qué hermoso poema!
ResponderEliminarSaludos
Sí, desde luego que lo es y profundo. Un abrazo.
EliminarA mí me recuerda los poemas de Francisco Pino en Pasaje de la muerte niña
ResponderEliminar(Ave del Paraíso, 1999). Simultaneidad del sentir poético? Leeré con mucho placer más de Juan L. Ortiz (y de Pino).
¿al poeta se le
perdona todo porque
no sabe lo que dice?
¿oh númenes? ¿oh corta céspedes?
Es posible, Francisco Pino siempre ha sido un raro alejado del canon de la poesía española del siglo XX, tal vez tengas razón y forme parte, en la distancia, de los renovadores del lenguaje poético en español nacidos en América. Por cierto, te confesaré una curiosidad: la mayoría de los poemas que cuelgo están sacados de libros pertenecientes a la biblioteca de Francisco Pino.
EliminarUn abrazo.