Y observé debajo del dragón un terrible misterio,
cómo los de arriba se encontraban abajo al mismo tiempo.
Caían de cabeza en las fauces del dragón,
que no se hartaba aunque cayeran otros tantos.
Y, cuando la boca del dragón se los tragó,
volvió su mirada hacia mí, hacia Tzablakos.
Y yo, ay, en aquella situación, me acerqué al Tiempo,
al sitio en donde estaba sentado, en un alto trono.
Y le dije: "Tiempo insustancial del mundo habitado,
esclavo del destino, ¿qué es lo que estoy viendo?
Unos yacen boca abajo en la superficie de la tierra,
mientras otros gozan del mundo y comen sus frutos.
Unos se divierten, sonríen y disfrutan,
mientras otros lloran, se lamentan y suspiran profundamente.
Unos visten túnicas doradas de raso,
mientras otros, viejas capas con enormes jirones.
Unos tienen las bolsas llenas de florines,
mientras otros viven pobre y miserablemente.
Unos comen veinticinco porciones en la mesa,
mientras otros dividen entre cinco un solo pedazo de pan".
El Tiempo, entonces, se volvió hacia mí, me habló
y me mostró con su mirada que estaba llorando:
Y me dijo: "Estás viendo cuáles son mis armas en este lugar.
La Providencia divina me hizo el encargo
de tomar y dejar, con la voluntad de Dios,
y de no olvidarme, al final, del hombre.
Pero no es necesario que sepas todo eso que me preguntas,
porque ha llegado el tiempo de que sufras lo que va a ocurrirte".
Y yo, ay, en la circunstancia y el quebranto en que me encontraba,
me asusté, me desperté y me senté sobre mis ropas.
¿De qué nos sirven las cosas? ¿Para qué queremos las riquezas?
¿Qué provecho nos presta toda esa opulencia?
Las clases sociales, la grandeza, todos sufren aquí.
Sólo bajan al Hades con sus mortajas.
Y los hombres resucitarán en su segundo advenimiento
y serán juzgados allí por lo que hicieron.
Tzablakos, incluido en Antología de la poesía griega. Desde el siglo XI hasta nuestros días (Ediciones Clásicas, Madrid, 1997, ed. de José Antonio Moreno Jurado).
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ResponderEliminarLa verdad es que los participantes no participan mucho, jajajajaja, se limitan a leer. Bienvenida, un abrazo.
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