el supremo descanso, ella nos guía
en el camino del silencio, es fría
pero buena;... ella mata la amargura.
¡Ella es la maga de la sombra... es pura
y eterna... y todos la llamáis impía!
¿Por qué? ¿porque nos besa en la agonía,
y un tálamo nos da en la sepultura?
La Muerte es la ceniza de la llama
es el «no ser» de lo que vibra; muda
ante el placer o el infortunio, ama:
El sueño, matador de los dolores;
la calma, que del daño nos escuda,
y la tierra que es madre de las flores.
Julio Flórez, incluido en Ajuste de cuentas. La poesía colombiana del siglo XX (Aghata Editorial, Palma de Mallorca, 2014, ed. de Harold Alvarado Tenorio).
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Resurrecciones
Exquisito, nunca antes había pensado de este modo sobre la muerte. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarSaludos, nos leemos.
Si, la muerte salvadora. En realidad es bastante romántico para la época, seguramente un poema de juventud. Un abrazo.
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