¡Paz para el hombre cuyas alegrías han sido desterradas!
Se marcharon los que podían consolarle; ¡ay, partieron!
1
Mi corazón es como un horno debido al alejamiento de Yósef;
además, la muerte de Yehúda mi corazón ha destrozado
y la pena del tercer (hermano) a mi pena se ha añadido,
porque las amarguras de él en mi alma se han colgado
y las paredes de mi corazón, como las suyas, se han debilitado.
2
Daría mi alma para rescatarle, mi señor Mosé,
porque yo tampoco cesaré de llorar
por la llegada de las calamidades en visión difícil,
que no se acabarán. Un día como un águila fueron ligeras,
hasta que a mí mismo, a tu amigo, consumieron.
3
Por uno de ellos han desesperado ya los corazones
y al otro en la visión del sueño yo veré;
a aquél yo recordaré, pero este último ya no está aquí.
Mis ojos hacia donde está el cielo se levantaron,
de manera que un ángel de Dios ante mí se reveló.
4
¡Ay del hombre agradable que en el polvo ha sido encerrado,
después de que las luces apagara!
Cesaron los favores como si se hubiera parado
una lluvia abundante, y no se tambalean.
Ver sus luces (quisiera), pero ya no brillan.
5
El canto del hermano abandonado en mi memoria es una chispa.
Canta como una doncella, cuyo corazón late fuertemente,
porque su cita ha llegado y no llegó el amado...
Viene la Pascua y yo aún sin el,
perdido (está) mi corazón por ello.
Yehuda ibn Samuel Ha-Leví, incluido en Poesía de Al-Andalus (Asociación Andaluza de Profesores de Español Elio Antonio de Nebrija, Sevilla, 1999, varios trad.).
Otros poemas de Yehuda ibn Samuel Ha-Leví
Con rodillas vacilantes..., En el corazón del mar digo a mi corazón..., ¿Ha vuelto el diluvio a anegar la tierra..., Moaxaja (I, II)
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