Tulsidas, el poeta, vagaba pensativo, orilla del Ganjes, por el paraje solitario donde queman los muertos.
Y encontró a una mujer que estaba sentada a los pies del cadáver de su marido, vestida alegremente como para una boda.
Se levantó ella al verle, le saludó, y le dijo: «Dame tu bendición, Maestro, que quiero irme al cielo con mi marido.»
Tulsidas le respondió: «¿Qué prisa tienes, hija mía? ¿No es también esta tierra de Aquel que hizo el cielo?»
«El cielo no me importa —dijo la mujer—, lo que quiero es mi marido.»
Tulsidas le contestó sonriendo: «Anda a tu casa, hija mía. Antes de terminar este mes, lo encontrarás.»
Y la mujer se volvió a su casa, dichosa de esperanza.
Tulsidas iba todos los días a verla, y le hacía pensar en cosas altas, y le llenó el corazón de amor divino.
Cuando el mes hubo pasado, vinieron los vecinos a su casa, y le preguntaban: «Mujer, ¿has encontrado ya a tu marido?»
La mujer sonreía y decía: «Sí.»
Y ellos quisieron verlo, y le preguntaban impacientes: «¿Dónde está?»
«Mi Señor está en mi corazón, uno conmigo», dijo la mujer.
Rabindranath Tagore en La cosecha (Alianza Editorial, Madrid, 1984, trad. de Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez).
Otros poemas de Rabindranath Tagore
La cosecha (1, 10, 23, 40, 55, 60, 72, 80. Los marineros,), La fujitiva (3), Regalo de amante (10), Tránsito (25)
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tomo la palabra: