en ese estado intermedio entre la soltería
y el divorcio. La pinza en los dientes dificulta
el parloteo rapsódico, mas es para bien,
y a pesar de las risitas de mis vecinos
y esta irrupción de la sangre en intenso sonrojo,
gravemente hago ondear un pañal de la cuerda
y hago mi tregua con el cielo. A mis amigos
les digo: esto no es hiel, sino vino dulcísimo,
esto no es un cautiverio que me defendiera
de mis inclinaciones, sino un signo
de gracia y toda la divinidad lo ensalza.
Me atengo al Génesis. El Eclesiastés
me satisfizo en la juventud, mas fue un refugio
en aquel entonces de irresponsabilidades.
De manera que cuelgo los pañales e incluso
si los vecinos se ríen sobre sus habachis,
dejadles. Los ángeles sonríen en el cielo.
David Solway, incluido en Antología de la poesía anglocanadiense contemporánea (Los libros de la frontera, Barcelona, 1985, selec. y trad. de Bernd Dietz).
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