viernes, 4 de noviembre de 2011

Poema del día: "La tempestad II. La caída de Babilonia", de José Paulo Moreira da Fonseca (Brasil, 1922-2004)

                                  ISAÍAS

Así me habló el Señor:
"Pon una centinela
Para que anuncie lo que ha de ver.
Verá caballeros, dos a dos, en corceles,
Caballeros en jumentos,
Caballeros en camellos.
Y ha de mirar con atención, con gran atención".

Y me dijo la centinela:
"¡Cayó! ¡Babilonia cayó!
Y todas las estatuas de sus dioses
Han sido quebradas en la tierra".

                                  CORO

Esta ciudad nocturna que fundamos:
Héla suspensa, cayendo, héla
Que naufraga en mar sin recuerdo.
Esta ciudad no es nuestra, no se pertenece,
Nocturna, frágil, a merced de las sombras.

Esta ciudad nocturna que fundamos.

                                  UN CUALQUIERA

Construí mi casa, el dinero
Lo gané honradamente. Construí
Poco a poco, el húmedo olor del cemento
Era limpio y reconfortante. Ninguna duda en los documentos.
Es un amparo sentir el abrigo
De las paredes, ver estas cosas fieles
Que ha tanto me acompañan: la alfombra
Cuyo dibujo sé de memoria, la jícara
De loza añil que tiene una pequeña falla, el sereno
Rumor del reloj. Construí la casa
Para mí y para mis hijos.

                                  ISAÍAS

¿Quién ha medido las aguas en el vacío de su mano,
Y ha estimado las distancias con el brazo,
Y ha pesado oteros y montañas en una balanza?

                                  CORO

Nuestro lamento se hiergue en los muros de Babilonia.
Nuestra voz se confunde
Con el murmullo del Éufrates y del Tigris.
Estas aguas que se pierden, estos muros
Que vemos ilesos y vemos en escombros,
Este tropel que ha de tornar de la caza
Que corre ante nuestros ojos y que ya se fue.
                  Celebremos la innumerable alegoría,
Las manos que desde el vacío modelan el vacío,
Sólo un gesto sobre la arcilla inexistente.
Ebrios olleros y sus cántaros de sueño.

                                  UN CUALQUIERA

Construí mi casa
Poco a poco, en terreno firme.

                                  CORO

Lamentémonos, hermanos.

                                  EL AEROMOZO

No se preocupe, señora.
Son eximios en el vuelo ciego. Llega a volverse
más seguro. No se atemorice, en pocos momentos
Bajaremos al aeropuerto. Descanse
y lea el Paris-Match.

                                  LA PASAJERA

Sólo en tierra me sentiré segura. Sólo en tierra.
No puedo ver la revista. ¿Está seguro de que no hay peligro?
Sólo en tierra.

                                  ISAÍAS

¿Quién ha pesado las montañas y los oteros en una balanza?

                                  CORO

La mesa rodante que lleva al adormecido
al quirófano, aquellos silenciosos
Corredores. El manso rumor de las roldanas. En el zaguán,
de gusto banal, la familia aguarda el desenlace.
Doctor, ¿está usted seguro de que no hay peligro?

                    ¿Qué ciudad hay libre del asedio?
¿De qué nos vale defender el Bósforo, si vencidos al fin seremos?
Toda la noche está poblada de incendios.
                  Caballeros, dos a dos,
Hombres de la guerra sobre nocturna planicie.
¡Cayó! ¡Babilonia cayó!
¿Quién ha pesado las montañas y los oteros en una balanza?
¿Qué podremos guardar? ¿Qué nos cumple guardar?

José Paulo Moreira da Fonseca, incluido en  Antología de la poesía brasileña. Desde el Romanticismo a la generación del cuarenta y cinco (Editorial Seix Barral, Barcelona, 1973, trad. de Ángel Crespo).

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