Desde el puente miraba...
Pensaría quien lo viera que era pobre,
más que por los zapatos y la ropa
o no tener asuntos más urgentes
en que ocuparse,
por el descaro triste de los ojos
cansados de ver mundo.
Allí estaba -quizá desde otros tiempos-
mirando; en la cartera
llevaba un documento con su nombre,
en su conducta un bache y un problema
de pensar y pensar, quién sabe, en cosas
que no han de conocer las demás gentes.
Es ese hombre del puente que ahora mira
distraído, allá abajo extendida,
la ciudad retirándose hacia el viento
o marejada de la tarde... Se veía
por la izquierda de una iglesia derrotada,
a proa un parque, porque parecía
una nave sin anclas el paisaje
desde el puente.
Allá él si se fue, como se marchan
las nubes del crepúsculo a morirse
a otras tierras lejanas,
o no se fue.
Sé que esta tarde mira,
acodado en sí mismo, cómo parten
sus naves,
cómo sus ojos, hartos de ver mundo
suben por la corriente del paisaje,
cómo va navegando
hacia otros puertos, lento, como un ave
que se pierde en la niebla para siempre.
Eladio Cabañero en Recordatorios (1961), incluido en Poesía española. Antología (1939-1975) (Ediciones Tarraco, Tarragona, 1977, ed. de Ricardo Velilla).
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