Vas y vienes en la memoria de los días
en los que el amor
rodeó la casa de luz matutina.
A veces sabíamos de ti por el aroma
de las glicinias deslizándose por el muro,
otras por el rumor del verano junto
al oro viejo de los plátanos.
Vas y vienes. Y cuando regresas
tu perro es el primero en saberlo.
Al oírlo ladrar, sabíamos que contigo
el amor también había vuelto a casa.
Eugénio de Andrade en Los surcos de la sed-Os sulcos da sede (Calambur Editorial-Editora regional de Extremadura, Madrid, 2001, trad. José Ángel Cilleruelo).
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"Vas y vienes en la memoria de los días..."
ResponderEliminarVaya, muy bueno el poema.
Ojala y un día yo logre escribir
algo tan bello como eso.
Saludos.
Bueno, es cuestión de aprender, leer mucho y ponerse a ello, ¿no?
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